Piden que no vuelva a pasar

Piden que no vuelva a pasar

Daños materiales, pero sobre todo mucha angustia, fue lo que sufrieron los vecinos

SEGUNDO SUSTO. Esmeralda junto a su esposo, en la puerta de la casa de Bolivia al 500, muestra el vidrio roto. Es la segunda vez que sufren destrozos. SEGUNDO SUSTO. Esmeralda junto a su esposo, en la puerta de la casa de Bolivia al 500, muestra el vidrio roto. Es la segunda vez que sufren destrozos.
08 Marzo 2013
La conclusión de Esmeralda Bellone de Módica es: "somos personas mayores, no podemos pasar por esto otra vez". Unos metros más adelante, cruzando la calle, Laura Moya, que vive también en calle Bolivia al 500, le reconoció a LG Deportiva que se llevó de casa a su hijo de siete años porque se jugaba el clásico.

¿Importa la edad? No. Nadie puede justificar pasar tamaña angustia en su hogar. El nene y su madre se salvaron del susto, pero Esmeralda y su marido no. Los vidrios fueron los blancos de los simpatizantes de San Martín que, luego de la derrota ante Atlético provocaron incidentes en la zona.

"Hace 35 años que vivimos aquí, pero fueron en los dos últimos clásicos que sufrimos", dice con un cordial tono de voz Esmeralda. La señora ya hace cuentas; quizás este año cueste un poco menos reparar el vidrio roto y las pintadas con las identificaciones del archirival del barrio. "En el clásico anterior nos sacaron el timbre y nos rompieron todos los vidrios. Gasté $ 800", recuerda Bellone de Módica y aclara que tiene todas las boletas y comprobantes del gasto.

No es que le guste coleccionar recuerdos del duelo San Martín-Atlético, sino que los tiene, por las dudas algún directivo de uno de los dos grandes del fútbol tucumano quiera cotejar el gasto. Piensa Esmeralda, si es que le prestan atención a las fotocopias que mandaron a los clubes.

"Se pasan la responsabilidad de un club a otro", explicó la mujer en la vereda de su casa sin perder la sonrisa de su rostro.

Tampoco pierde la cordialidad del relato cuando comentó lo sucedido. "Fue un caos, sobre todo al final. La contención que pusieron sobre la vereda fue una burla... un plástico. Cuando ingresaron ya me pintaron todo el portón", detalló. "Nos habían prometido que iba a estar Gendarmería. A la salida se esfumaron todos los policías cuando pasó el ómnibus en contramano que, supongo, llevaba a los jugadores de San Martín. Ahí sí iban motorizados con todo y pensé: 'ahora aparecen'. Pero no, se esfumaron", despachó.

"Soy la más expuesta de la cuadra", se animó a diagnosticar. Y es verdad, porque el portón vidriado está sobre la vereda, pero quizás no se trata de exposición, sino de puntería. La teoría se confirma en la casa de Moya porque con reja abajo y arriba también le rompieron dos vidrios.

Hay un par de objetos voladores identificados en la casa de dos plantas: naranjas, ladrillos y piedras. La culpa no se sabe bien a qué elemento atribuírsela, pero, siendo optimista, no importa porque el plan para la familia salió bien. "A mis padres les dije que se metan al fondo y no salgan hasta que termine el partido", contó Moya.

El contacto se mantuvo vía telefónica y en el último llamado, cuando ya todo había pasado, llegó el parte final: "ya te debés imaginar lo que pasó".

Desde luego, no fue nada bueno lo sucedido. En la puerta de casa, Moya apuntó que otros vecinos también sufrieron las consecuencias del enfrentamiento. "Allá, en la casa del alero de metal", señaló y LG Deportiva tocó timbre. No salió nadie, pero un vidrio faltaba, evidencia suficiente de que el clásico se jugó a pocos metros.

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