Federer cautivó a los argentinos con su aura de gran campeón

Federer cautivó a los argentinos con su aura de gran campeón

"Nunca habían tratado así a mi hijo, nos vamos maravillados de la Argentina", lanzó Robert Federer, sorprendido y agradecido por el afecto que se le brindó al gran campeón.

AGRADECIDO. Roger Federer aplaude al público en agradecimiento por el afecto recibido. El tenista suizo cautivó a los argentinos, que llegaron a Tigre desde distintos puntos del país para verlo en acción. AGRADECIDO. Roger Federer aplaude al público en agradecimiento por el afecto recibido. El tenista suizo cautivó a los argentinos, que llegaron a Tigre desde distintos puntos del país para verlo en acción.
14 Diciembre 2012

BUENOS AIRES.- El ilustre tenista suizo Roger Federer, considerado como uno de los mejores deportistas de la historia, generó un suceso en la Argentina y cautivó a 40.000 personas que se deleitaron con su arte en dos exhibiciones ante el tandilense Juan Martín Del Potro.

"Fue el mejor viaje de mi vida", lanzó el suizo en su despedida del país, luego de completar un tour que incluyó una visita a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y también probó el asado, el vino tinto, y estuvo en "La Bombonera", donde recibió el carnet de socio honorario de Boca Juniors, entre los puntos más destacados.

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Fue tan bueno lo que ofreció el helvético, de 31 años, en sus dos exhibiciones que su clase brilló aún en el caos y opacó las gruesas fallas organizativas que ofreció el estadio Pipa Tigre, un escenario precario, inseguro, sin dudas inadecuado y altamente riesgoso para al público.

Sus 302 semanas al frente del ranking mundial de la ATP como indiscutido número uno (actualmente escolta en el escalafón al serbio Novak Djokovic), los 76 títulos, 17 de ellos de Grand Slam, incluídos siete Wimbledon, y demás records que hablan por sí solos de lo que representa Federer, quedaron claramente expuestos en Buenos Aires.

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El tenis del suizo, excelso por momentos, único e impredecible, sellaron el alma de un público que respondió a la cita ávido de ver a un deportista de elite, que se entregó por completo y también contó con la colaboración del tandilense Del Potro, el mejor exponente de la actual "Legión Argentina" en el circuito.

Del Potro estuvo dubitativo al principio, quizá se sentía juzgado por el público que cuestiona su escaso compromiso con la Copa Davis, pero una vez que se soltó estuvo comprometido, sin dudas dio la talla y recibió afecto genuino, el mejor saldo que le dejó el par de exhibiciones.

El argentino mostró su potencia el primer día, el miércoles por la noche, y se llevó un triunfo por 3-6, 6-3 y 6-4, pero claudicó en la velada estelar del jueves y el suizo pudo cantar victoria por 6-4 y 7-6 (7-1) para alegría de sus fieles seguidores en la Argentina.

Las dos presentaciones de Federer tuvieron teloneros de lujo como el gran Guillermo Vilas, considerado el mejor tenista argentino de todos los tiempos, y José Luis Clerc, otro crack que brilló con luz propia junto al marplatense durante las décadas de 1970 y 1980.

Federer rindió homenaje a Vilas en la segunda noche, cuando ganó un punto luego de ejecutar dos "Gran Willy", al impactar la pelota con la raqueta entre sus piernas, de espaldas a la cancha, una jugada lujosa que patentó el marplatense, testigo desde la platea de un ejecutor de lujo.

El helvético llegó al país desde Brasil y ya partió a Colombia, para completar su primera gira Sudamericana como profesional, acompañado por su padre Robert y su agente y mano derecha Tonyh Godsick.

"Nunca habían tratado así a mi hijo, nos vamos maravillados de la Argentina", lanzó Robert Federer, sorprendido y agradecido por el afecto que se le brindó al gran campeón.

Federer estuvo en la Argentina, paseó su aura de gran campeón y con su clase minimizó el caos organizativo y la precariedad de un estadio en el que pudo haber ocurrido una tragedia, que podría haber sido más imborrable que su estadía en el país. (Télam)

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