Geniales maestros rebasaron el límite de la cordura

Geniales maestros rebasaron el límite de la cordura

22 Noviembre 2012
En la vida de los grandes compositores musicales e instrumentistas, la genialidad y los males psicofísicos estuvieron siempre presentes. Al conmemorarse hoy el Día Mundial de la Música, recordemos que Mozart, Beethoven, Schubert y Schumann -algunos de los más representativos- rebasaron los límites de la cordura. En el libro "Grandes músicos: sus vidas y sus enfermedades", el médico alemán, Dieter Kerner hace referencia a la falta de equilibrio en la salud de estos creadores de arte.

Mozart tenía apenas seis años cuando su padre lo inició en las giras de conciertos, que afectaron su infancia. Fue alegre, divertido, pero infantil e inestable. No sabía administrarse. Murió a los 35 años cargado de deudas, en total miseria, aunque no se conoce con exactitud la causa de su muerte.

Beethoven fue otro niño precoz instruido por su padre (una víctima del alcoholismo que quiso hacer de su hijo otro Mozart "atándolo" al clavicordio). Dio su primer concierto a los siete años, pero una sordera progresiva e incurable comenzó a apagar su vida a los 26 años. También habría sufrido tuberculosis, fiebre tifoidea y sífilis.

Schubert se entregó a la música, las amistades, al vino y a las mujeres y su existencia fue en apariencia dichosa. Pero de su obra y escritos -relata Kerner- se desprende cierta melancolía de carácter.

Schumann es uno de los más prodigiosos poetas de la historia de la música. La lesión tendinosa de un dedo lo obligó a dejar su carrera pianística. Se dedicó a componer. Leves crisis nerviosas comenzaron a perturbarlo a los 30 años. Su mal fue estudiado en el siglo pasado. El diagnóstico inicial de parálisis progresiva se cambió por el de esquizofrenia y hasta se habló de que padecía psicosis maniaco depresiva.

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