Por Alicia Liliana Fernández
23 Noviembre 2011
NO SÓLO GANGAS. Recorrer los estantes y las mesas de estas librerías puede deparar más de una sorpresa o proveer soluciones impensadas. LA GACETA / FOTOS DE ANALIA JARAMILLO
"Llevo ?Señales viales? y la ?Ley Nacional de Tránsito? para mi señora y mi hija, que están aprendiendo a manejar", informa Víctor Hugo Díaz, mientras paga dos ejemplares en una librería de calle 24 de Septiembre.
Bien iluminadas sobre mesas y anaqueles, las tapas de libros y revistas -que parecen muy útiles- atraen desde el interior del local e invitan a pasear, a hacer tiempo. O también, directamente, a buscar una edición de bolsillo o el usado -en rústica- de ese clásico que pidieron en la escuela.
Una vez adentro, los ejemplares se ofrecen, se dejan tocar, hojear y hasta oler. Están desde los nuevos, en ediciones accesibles, hasta los ajados, aquellos de irresistible aroma viejo, cuyas hojas amarronadas atesoran tinta, linotipo y papel rugoso tanto como la madurez de varias lecturas previas.
"Vienen a pasear, se ponen a leer. Hay quienes vienen todos los días; otros intentan sacar fotos con el celular, anotan recetas o piden sacar fotocopias (a los pícaros les cobro la revista)", se ríe Laura Busila, la propietaria, y aclara que el fuerte en su negocio son libros y revistas que quedan sin vender en los quioscos y que vuelven a las distribuidoras.
En la góndola de entretenimientos, Mariela Cruz (20 años) busca revistas de sudoku. "Todos los días tengo que jugar; soy fanática -confiesa la estudiante de Ingenieria Química-. Agilizan la mente, aumentan el vocabulario, distraen y relajan. Llevo autodefinidos para mi hermana y crucigramas para mi mamá. De las tres, la que viene al centro compra para las demás". La dueña del local afirma que el rubro entretenimiento sale mucho, pero en revistas el universo es amplio y se remonta a las que salieron hace un mes. Están los rubros didácticos, arte, artesanías, tejido, cocina, bricolage y decoración. También Caza y Pesca, Salud y Fitness, Weekend. "Muy pedida es Selecciones del Reader?s Digest; las hay de los años 80. Las buscan mucho; cuestan $ 5 -explica-. También vienen encuadernadas con tapa dura y se venden mucho. Lo poco que queda en existencia se lo compramos al público: Tony, D?Artagnan, Selecciones del Reader?s Digest, Leoplan, Todo Hobby, Sexhumor, Corín Tellado... La gente las trae porque algún familiar que las atesoraba falleció y quizá no saben el valor que tienen", afirma. En materia de libros, funciona el canje 2x1: cada libro que traen se compra a mitad de precio, y lo que más se cambia son best-sellers y novelas.
En libros nuevos el público demanda sobre todo los de decoración, arte, cuentos infantiles, novela, mucha autoayuda, esoterismo y literatura clásica, lo que se pide en el colegio.
En materia de rarezas se pueden ubicar las colecciones de miniaturas: es difícil de creer pero hay quienes compran medallas, órdenes al mérito militar, mariposas, pistolas de época, abanicos o insectos.
Y en un rincón de libros viejos y re-releídos están las novelas -en rústica- de pistoleros, policiales y de amor que ya no están en circulación. En las primeras hojas tienen muchas firmas: las estampan quienes los han leído para no llevarlos repetidos, tienen sellos de otras librerías, y algunos están muy deteriorados. Las más conocidas son las series de Bianca, Julia o Jazmín.
En una mesa de revistas, María, que es maestra de Tecnología, busca con fruición "material para ayudar a una colega en una muestra de títeres. Siempre vengo a buscar acá porque las revistas de antes traen mucho material". Mientras tanto, un cliente mayor se apresta a sumergirse, por unos pocos pesos, en las vicisitudes de "Romeo y Julieta", la historia de amor que William Shakespeare le ofrendó a la humanidad en 1591.
Bien iluminadas sobre mesas y anaqueles, las tapas de libros y revistas -que parecen muy útiles- atraen desde el interior del local e invitan a pasear, a hacer tiempo. O también, directamente, a buscar una edición de bolsillo o el usado -en rústica- de ese clásico que pidieron en la escuela.
Una vez adentro, los ejemplares se ofrecen, se dejan tocar, hojear y hasta oler. Están desde los nuevos, en ediciones accesibles, hasta los ajados, aquellos de irresistible aroma viejo, cuyas hojas amarronadas atesoran tinta, linotipo y papel rugoso tanto como la madurez de varias lecturas previas.
"Vienen a pasear, se ponen a leer. Hay quienes vienen todos los días; otros intentan sacar fotos con el celular, anotan recetas o piden sacar fotocopias (a los pícaros les cobro la revista)", se ríe Laura Busila, la propietaria, y aclara que el fuerte en su negocio son libros y revistas que quedan sin vender en los quioscos y que vuelven a las distribuidoras.
En la góndola de entretenimientos, Mariela Cruz (20 años) busca revistas de sudoku. "Todos los días tengo que jugar; soy fanática -confiesa la estudiante de Ingenieria Química-. Agilizan la mente, aumentan el vocabulario, distraen y relajan. Llevo autodefinidos para mi hermana y crucigramas para mi mamá. De las tres, la que viene al centro compra para las demás". La dueña del local afirma que el rubro entretenimiento sale mucho, pero en revistas el universo es amplio y se remonta a las que salieron hace un mes. Están los rubros didácticos, arte, artesanías, tejido, cocina, bricolage y decoración. También Caza y Pesca, Salud y Fitness, Weekend. "Muy pedida es Selecciones del Reader?s Digest; las hay de los años 80. Las buscan mucho; cuestan $ 5 -explica-. También vienen encuadernadas con tapa dura y se venden mucho. Lo poco que queda en existencia se lo compramos al público: Tony, D?Artagnan, Selecciones del Reader?s Digest, Leoplan, Todo Hobby, Sexhumor, Corín Tellado... La gente las trae porque algún familiar que las atesoraba falleció y quizá no saben el valor que tienen", afirma. En materia de libros, funciona el canje 2x1: cada libro que traen se compra a mitad de precio, y lo que más se cambia son best-sellers y novelas.
En libros nuevos el público demanda sobre todo los de decoración, arte, cuentos infantiles, novela, mucha autoayuda, esoterismo y literatura clásica, lo que se pide en el colegio.
En materia de rarezas se pueden ubicar las colecciones de miniaturas: es difícil de creer pero hay quienes compran medallas, órdenes al mérito militar, mariposas, pistolas de época, abanicos o insectos.
Y en un rincón de libros viejos y re-releídos están las novelas -en rústica- de pistoleros, policiales y de amor que ya no están en circulación. En las primeras hojas tienen muchas firmas: las estampan quienes los han leído para no llevarlos repetidos, tienen sellos de otras librerías, y algunos están muy deteriorados. Las más conocidas son las series de Bianca, Julia o Jazmín.
En una mesa de revistas, María, que es maestra de Tecnología, busca con fruición "material para ayudar a una colega en una muestra de títeres. Siempre vengo a buscar acá porque las revistas de antes traen mucho material". Mientras tanto, un cliente mayor se apresta a sumergirse, por unos pocos pesos, en las vicisitudes de "Romeo y Julieta", la historia de amor que William Shakespeare le ofrendó a la humanidad en 1591.
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