Cuatro razones para amar a Lenny Kravitz

El cantante hizo tronar una lluvia de clásicos, desplegó hasta el delirio su conocido sex appeal y caminó en medio del público

LOOK MISTERIOSO. Kravitz no se sacó la capucha y ostentó durante la mayor parte del tiempo grandes anteojos de sol; tampoco mostró su abdomen, pero fue definitivamente sexy. FOTOS PRENSA PERSONAL FEST 2011 LOOK MISTERIOSO. Kravitz no se sacó la capucha y ostentó durante la mayor parte del tiempo grandes anteojos de sol; tampoco mostró su abdomen, pero fue definitivamente sexy. FOTOS PRENSA PERSONAL FEST 2011
Silvina Cena
Por Silvina Cena 04 Octubre 2011
Ni cuando ciñe sus escandalosos labios. Ni cuando regala protagonismo al saxofonista. Menos cuando propone hacer el amor. Ninguno de los movimientos de Lenny Kravitz escapa al aplauso convulso. Ni siquiera la despedida porque, para entonces, el público se ha declarado tan satisfecho que no cae en la tentación de reclamar un nuevo bis. Sólo atina a clavar la mirada en las pantallas que siguen de cerca la media sonrisa del neoyorquino, bajando del escenario de peldaño en peldaño. Con su actuación del domingo, en el show de apertura del Personal Fest, el cantante no sólo revalidó su título de estrella del rock, sino que además constató que hay varias razones para amarlo. Aquí van cuatro de ellas:

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Kravitz podría armar tres shows distintos sólo con sus clásicos. El que desplegó en Buenos Aires, en el estadio GEBA, alternó algunos de sus temas más conocidas con los del último disco, "Black and White America". A este pertenece "Come on get it", la canción que abrió el recital y con la que anunció que los planes para la noche eran soberbios. Los acordes de "It ain?t over till it?s over" le hicieron saber al viento helado que tendría rival en la autoría de escalofríos, aunque eso fue sólo un amague en la escalada de romanticismo, que tuvo sus picos con "Believe" y, sobre todo, con "Again". Pero Lenny no sólo se entregó a la sensiblería. Propuso pogo y pogo obtuvo. Lo satisfizo la respuesta del público a "American woman" (¿hay alguna introducción más enérgica que la de ese tema?), aunque descolló cuando pasó sin pausas de "Fly away" a "Are you gonna go my way", y el público se transformó en una riada que le compitió en intensidad a la ribera del otro lado del estadio. ¿Algo más? Sí. Aún no es un clásico, pero "Stand", también del último álbum, tiene un ritmo tan pegadizo que hasta las chicas del VIP se olvidaron de los tacos altos para intentar algunos pasitos.

2

Kravitz será multi-instrumentista, como dicen los que lo definen, pero la banda que lo acompaña no parece en absoluto prescindible. El trío de vientos sonó descomunal y hubo una trompeta estremecedora en "Fields of joy". La bajista Gail-Ann Dorsey (que acompañó a David Bowie en sus últimas giras) y el guitarrista Craig Ross (a quien Lenny presentó como su hermano) fueron aliados del artista y del público, que les dedicó crecientes aplausos mucho antes de que el cantante los presentara uno por uno. Completaron el éxito de la puesta el tecladista, el baterista y, por supuesto, la voz nítida de Kravitz, que hizo asimilar al estadio a un inmenso living en el que alguien había dejado sonar un excelente disco.

3

¿Lenny va a hacerle el amor al micrófono? ¿Y entonces por qué lo acaricia así? ¿Por qué le acerca así su majestuosa boca? Su tórrido sex appeal no sólo es una buena razón para amar al cantante, sino también para atender a sus gestos, nunca improvisados, siempre calculados al detalle. Conocida es la cuadrícula que se aplasta contra el abdomen de Kravitz, pero ni falta hizo destaparla ("hace frío aquí... y al mismo tiempo está muy cálido", presumió él), ya que el rockero apeló a otras formas de embrujos. Pisó las tablas con un look que hasta podría catalogarse de misterioso, porque nunca dejó caer la gris capucha que le envolvía los rulos y porque muy pocas veces se sacó los anteojos negros en los que se reflejaba el delirio de las chicas. Se ensordeció en el griterío femenino cada vez que acompañó a las canciones con un leve, sensual, contoneo. Y terminó de conquistar al público cuando forzó una especial conmoción ante el primer bis. "Es tan bueno estar en Argentina...", agradeció. Tendría, luego, otras frases calientes como: "hagamos un poco de amor esta noche", "sólo terminaré cuando pueda sentirlos" o "los necesito". Un dandy.

4

Y cuando se creía que Kravitz no podría entregar más, el moreno se envalentonó. Quizás para demostrar que la histeria no era unilateral, intentó tocar y ser tocado, y encaró a la muchedumbre. El set romántico que empezó con "I belong to you" lo arrastró hasta la orilla del escenario con algunos de sus músicos, a modo de un ambicioso acústico. Pero Lenny se desafío a sí mismo: en las siguientes canciones se plantó cara a cara con las fanáticas de la primera fila y les cantó mirándole a los ojos. No quiso el eterno seductor que quedara alguien sin resistírsele y planteó un drama a sus guardaespaldas cuando empezó a caminar por el medio del público, con una versión súper extendida de "Let love rule", canción que insta a repartir cariño y que Lenny se tomó muy en serio.

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