"Ya nada queda oculto", advierte Igarza

"Ya nada queda oculto", advierte Igarza

El experto en comunicación afirma que en la red hay una pérdida creciente de la privacidad.

ROBERTO MANUEL IGARZA ROBERTO MANUEL IGARZA
10 Julio 2011
Primero fue una inédita apertura de Internet, a mediados de abril, dispuesta por el Gobierno sirio en medio de las fuertes disputas armadas. Dos meses más tarde, las mismas autoridades (encabezadas por el presidente sirio, Bashar al-Assad) pusieron dos vueltas de llave a esa puerta virtual, cerrándola a cal y canto.

Entre un momento y el otro, miles de ciudadanos opositores al régimen volcaron sus datos personales, sus ideas y sus objetivos (tácticos y estratégicos), que quedaron registrados y a merced del mismo régimen al que cuestionaban. Fue una inédita entrega de información al rival político.

El episodio fue recordado por el experto Roberto Manuel Igarza, quien analiza especialmente los procesos de comunicación y su relación con el poder. El caso de Siria se sumó a decisiones similares adoptadas previamente por Egipto, Bahrein y Libia, todos países cuyos Gobiernos controlan los proveedores de servicios de Internet.

"Ya nada queda oculto", aseveró el Doctor en Comunicación Social y profesor de la Universidad Austral, en una entrevista con LA GACETA, que se desarrolló como sigue.

- ¿Cómo se están desarrollando los espacios de interactuación virtual entre la gente?

- Hay una dualidad: de un lado está lo oculto y menos visible, lo que uno quiere ver menos; y del otro, el mostrarse. Toda plataforma informática es una cesión permanente de privacidad, una pérdida de intimidad, donde el propio usuario es su primer delator, en una sociedad crecientemente edonista.

- ¿Hay una nueva forma de hacer política gracias a Internet?

- Lo que me interesa es la intersección entre las nuevas formas de relacionarse con el sistema cultural mediático y los sistemas de mediaciones propios de la política y de la gobernanza. Todo es un sistema de mediación, tanto como lo educativo, lo sindical, lo gremial (tanto entre los empleados como entre los empresarios). En sí, la democracia es un metasistema de mediaciones que articula estos componentes y que, en su conjunto, tiene una institucionalidad y una forma de funcionar que resulta conveniente a la paz social.

- ¿Cómo avanza la regulación de las redes por parte del poder?

- Por ahora y por diferentes situaciones, todo lo que son espacios tecnológicos 2.0 no están incluidos en las regulaciones de los Gobiernos, que generalmente los países han ido construyendo en las últimas décadas. Sólo hay rarísimas excepciones. Lo que cambia con la cultura 2.0 es una aceleración del debilitamiento de los sistemas de mediación tradicionales. Si no resultan convenientes, la gente va por fuera y aparecen nuevas mediaciones, donde la gente encuentra mayores posibilidades de diálogo y de intercambio.

- ¿A qué se debe esa falta de controles institucionales?

- Entre otras cosas, porque los autores de las ideas no están anclados en un solo territorio sino desterritorializados, y resulta más difícil regular una actividad que, como cadena de valores, se desarrolla en lugares muy dispersos. Está puntualmente anclado cada eslabón, pero no la cadena total: un escritor puede estar en Hong Kong; el editor de la página en Berlín; el consumidor en San Pablo y un comentarista en San Francisco. En comunicación hacemos códigos, y luego de las industrias factoriles, lo primero que se deslocalizó fue la codificación informática, la producción de línea de códigos informáticos. La principal factoría de servicios es India; desde 1986 es el primer productor del mundo.

Comentarios