12 Octubre 2010 Seguir en 


Su pareja le consiguió el trabajo en la mina cinco meses antes de que se produjera el derrumbe. "No saben cómo sufre el alma al estar bajo tierra y no poder decirles que estaba vivo. Los primeros días no podía dormir pensado y llorando, y pidiéndole a Dios que me sacara de aquí e hiciéramos contacto con la máquina perforadora que a veces pasaba por otro lado y no caía cerca de nosotros", le escribió a su familia. LA GACETA ©