Un poderoso imán para los turistas

Hasta promediar la última década del siglo que pasó, los turistas solían detenerse admirados en el número 635 de la calle 24 de Septiembre, para escudriñar el zaguán de la casa de López Mañán. Era inconfundible el delicado dibujo de la reja que hacía de puerta cancel y que se abría en dos hojas a un patio de piso ajedrezado, con esquinas pobladas de macetas.

Edificada en la segunda mitad del siglo XIX, la vivienda perteneció a la antigua familia de los Molina, y era lindera, al oeste, con la del doctor Juan B. Terán, ya demolida mucho tiempo atrás. Cinco generaciones de descendientes Molina, por línea femenina, la habitaron y conservaron. Allí residieron, por ejemplo, el doctor Julio López Mañán (1878-1922) destacado ensayista, jurisconsulto y hombre público de la generación del Centenario, o el conocido político Isaías Nougués (1904-1978), líder de la Defensa Provincial Bandera Blanca en la Legislatura y la Cámara de Diputados de la Nación.

Su fachada original, con ventanas de altas rejas, fue modernizada en la segunda década del siglo XX, y también se cancelaron otros arcos que iban marcando los patios. Pero nada de eso afectó el sabor original, especialmente visible en la torre mirador, que se apreciaba desde la calle y que aportaba otra nota singular a esta construcción.

Vastos ambientes con piso de madera, techos altos, todas las habitaciones con salida a los patios, la casa era similar a muchas que llenaban las calles tucumanas en décadas pasadas. Sucedió que la piqueta, al respetarla, la convirtió en singular motivo de atracción. Aunque por poco tiempo: a comienzos de febrero de 1995, la casa fue demolida. Actualmente su terreno está ocupado por una playa de estacionamiento.