La llamada

La llamada

Los ediles de Famaillá demostraron algunas debilidades de las instituciones tucumanas. Comisión en problemas

29 Agosto 2010
Hacía mucho tiempo que sonaba el teléfono. Sabía que los 200 años de Alberdi lo obligaría a escribir algo en aquel periódico...

- ¿Me están pidiendo 200 líneas sobre el juego de las sillas, me puede ayudar?

- ¿Y yo qué tengo que ver? Estoy terminando los dialoguitos del domingo. No me moleste, lo llamo el lunes. Escriba sobre Alberdi.

- No, espere. Hace mucho que no lo llamo. Déme una mano. Cuando venga por aquí lo invito a cenar.

- No se haga el gracioso. Hoy es un día especial.

- Si ya veo y lo festejan escondiendo las sillas para que no sesione un cuerpo legislativo. Mire ya tengo el título de la nota: "Le sacaron las sillas al pueblo".

- Déjeme tranquilo...

- Es toda una metáfora de la falta de respeto a las instituciones. Cómo no se va a poder sesionar porque faltan sillas, explíqueme.

- Fue una picardía, simplemente. Pasan cosas peores.

- Una cosa no quita la otra. Peor sería que los representantes del pueblo no quieran trabajar, pero eso no pasa en Famaillá. No se haga el zorro...

- ¿Cómo se enteró lo de Godoy?

- ¿De qué me habla?

- De los legisladores que renunciaron a la comisión Asuntos Municipales y Comunales.

- Cuénteme: ya le agregó líneas a la nota. En un recinto de la democracia no hay sillas y en el otro no hay legisladores. ¿Qué dice el presidente del cuerpo?

- ¿Regino Amado? Nada, llama a los ediles de Famaillá y se les ríe.

- ¿Pero no es Juan Manzur el que maneja todo?

- No, usted no sabe nada. Se quedó en 2007. Manzur anda preocupado en algunas designaciones en la Justicia Federal. Hasta luego.

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