"Actualmente nuestros cañaverales en la zona de Famaillá y de Lules, en general están un poco atrasados debido a dos causas: la seca y luego el exceso de lluvias", indicó a LA GACETA Rural el productor Ricardo Porcel. Precisó que la sequía que se dio hasta fines de diciembre y días de enero no permitieron realizar las aplicaciones de herbicidas y fertilizaciones por la falta de humedad edáfica, y a las cañas asimilar los fertilizantes correctamente para que actúen como corresponde.
"Luego se dieron en febrero muchas lluvias, en algunos casos muy intensas, que no permitieron el ingreso de maquinarias para realizar las labores culturales. Estos inconvenientes atrasaron el desarrollo de los cañaverales, ya que no se pudieron realizar en tiempo y forma las diferentes labores a campo", remarcó Porcel.
Resaltó que tanto es así, que a la fecha todavía están realizando en sus fincas labores en cabeceras, lo que habla a las claras de los atrasos obligados por las condiciones climáticas adversas.
"En febrero generalmente se termina con el cultivo y las cabeceras en el cierre definitivo del cultivo", apuntó para aclarar el panorama.
"Indudablemente esto afectará en parte el desarrollo de los cañaverales, que dicho sea de paso tuvieron diferentes comportamiento en las distintas zonas productoras de la provincia, donde las condiciones climáticas fluctuaron de manera muy marcada", indicó el productor.
De todas formas, Porcel considera que los rendimientos culturales y fabriles serán similares a los obtenidos durante la zafra cañera del año pasado, pero advirtió que "la palabra final" la tiene la cosechadora al momento que ingresa al cañaveral, y res ahí cuando comienzan a evaluarse los resultados.