Los tucumanos vivieron de diferentes maneras la Nochebuena. Algunos se levantaron de la mesa ni bien terminada la cena, ansiosos por encontrar diversión en alguna fiesta. Otros optaron por quedarse a bailar en su casa o en lo de algún amigo. El hecho es que la ciudad se vio más tranquila en relación con años anteriores. Incluso bajó el número de accidentados por pirotecnia y se notó que no se tiraron tantos cohetes como en ocasiones anteriores. También hubo quienes pasaron la noche trabajando, lejos de su familia, pero con el espíritu festivo firme. LA GACETA hizo una recorrida ayer por la madrugada y habló con estos empleados abnegados y con los jóvenes que se divertían.