Las tendencias de la vida urbana dispararon la construcción de edificios en el centro. En los últimos cuatro años se levantaron unas 300 torres y la ciudad ya superó la barrera de los 1.000 inmuebles en altura.
La búsqueda de mayor seguridad y economía y la necesidad de estar cerca de los sitios de trabajo llevan a más personas a vivir en departamentos céntricos. Esto plantea serios problemas en la infraestructura que tiene la ciudad para proveer de agua, cloacas y electricidad a los habitantes de edificios.
La creciente concentración de la vida en pocas manzanas también obliga a las autoridades a replantear en forma constante sus políticas para revertir el caótico tránsito, para enfrentar el incremento en la generación de basura y para adecuar las plazas a los vecinos que necesitan más espacios verdes.