Comenzó una nueva era en el fútbol argentino

La ruptura del contrato con TyC generó varios cambios.

¡VUELVE LA ALEGRIA! El fútbol comienza de manera oficial luego del parate que duró casi dos semanas. FOTOBAIRES ¡VUELVE LA ALEGRIA! El fútbol comienza de manera oficial luego del parate que duró casi dos semanas. FOTOBAIRES
21 Agosto 2009
Cambia, todo cambia. Aunque todo está en pañales y hay más dudas que certezas, el Apertura 2009 marcará un antes y un después en la historia del fútbol argentino. Después de 18 años del reinado de TyC, las imágenes de los partidos del torneo llegarán a todos los hogares gratis.
Apoyado por Néstor y Cristina Kirchner, Julio Grondona se atrevió a acabar con el monopolio que, paradójicamente, él había creado y mantenido a lo largo de casi dos décadas. Esa fue la receta que encontró para salvar a los clubes antes de que sean devorados por las deudas y los problemas económicos.
A los presidentes de las entidades se les abrieron los ojos cuando "Don Julio" les ofreció duplicar el monto del dinero, a cambio de crear una sociedad mixta para explotar los derechos de televisión. TyC les había prometido pagarles $ 268 millones, $ 40 millones más de los pactados originalmente.
Cuando se avanzaba con la negociación, apareció el Gobierno y pateó el tablero. Ofreció pagar $ 600 millones, más del doble de lo que estaba recibiendo la AFA. La cifra fue demasiado tentadora; todos los directivos levantaron la mano y se rompió el contrato.
Ahora todo será diferente. La transmisión de los encuentros será responsabilidad de Canal 7. Se acabaron los codificados y los hinchas no tendrán que peregrinar por los bares en busca de un lugar para ver los partidos más importante de la fecha. Aparecerán nuevos relatores y comentaristas y seguirá "Fútbol de Primera", aunque remozado, porque ya no es dueño de los goles.
Lo que aparece en letras chiquitas no se informa. El Gobierno obligará a los clubes a que cancelen todas las deudas que tienen con el fisco, con los futbolistas, técnicos y empleados, y los obligará a mantener las cuentas en orden. ¿Podrán hacerlo? Esa es la pregunta del millón de dólares.

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