Son niñosy se quedan sin juegos y sin afectos por trabajar

Son niñosy se quedan sin juegos y sin afectos por trabajar

A muchos los envían sus padres a lustrar, abrir puertas o limpiar vidrios.

07 Junio 2009
Camina con un cajón y un banquito en sus brazos. Entra a los bares cercanos a 25 de Mayo y Mendoza y dice: "¡se lustraaa!". No obtiene mucho eco su oferta. "Antes pasaba el cepillo y me tiraban algo. Ahora está un poco pesado...", detalla. Francisco es del barrio Sarmiento, tiene 14 años y lustra desde hace tres con su hermano Carlitos, de 12 años. Ambos forman parte de la legión de 1.500 niños que deambulan por el microcentro y de los 14.000 chicos que trabajan en la provincia. Muchos son enviados por sus padres a mendigar, recoger cartones, vender golosinas o tarjetas de telekino, abrir puertas o bien a realizar tareas más duras, como pelar caña. Aunque menos niños trabajan en la citricultura, cada vez hay más en cortadas de ladrillos. Para ellos el trabajo está primero que los juegos y los afectos. El 12 se celebra el Día contra el Trabajo Infantil, una fecha que, para Francisco, significa poco. "Mis hermanos estudian, pero yo no puedo, porque si no trabajo, no consigo los 30 pesos que hacen falta en mi casa. Tal vez algún día pueda conseguir algo mejor", dice resignado.