"Mientras no junte la plata, no puedo volver a la casa"

"Mientras no junte la plata, no puedo volver a la casa"

Martín, a los 14 años, limpia parabrisas, lustra zapatos, corta el pasto, arregla jardines, pasea perros, cosecha limones o trabaja en cortadas de ladrillos desde que tenía ocho años.

07 Junio 2009

"Si no llevo entre $40 y $50 me pegan", cuenta temeroso Martín. Apenas tiene 14 años pero desde los 8 años no sólo limpia parabrisas de automóviles, taxis y colectivos también lustra zapatos, corta el pasto, arregla jardines, limpia fondos de casas, pasea perros mascotas, cosecha limones, trabaja en cortadas de ladrillos, vende diarios y hasta carga las bolsas en los supermercados.
"Mi padre no trabaja, cobra un plan trabajar pero es alcóholico. Mi madre es la que sale a buscar la plata para comer y vivir el día a día junto a otros tres de mis seis hermanos", contó a LA GACETA.
Martín a veces debe esperar hasta la madrugada para poder descansar. "Mientras no junte la plata, no puedo volver a la casa", expresó. "Hace seis años que ayudo así a mi familia" explica el chico de la mirada opaca y el rostro manchado de suciedad. Aunque sabe leer y escribir, aún no pudo terminar la primaria. "Este año volví a la escuela nocturna", agregó.
A pesar de su dura realidad, Martín tiene esperanzas. "Sé que tengo que estudiar para poder ser algo mañana. Pero si no podemos comer, ¿cómo voy a estudiar?", reflexiona. No obstante ello, dice con orgullo: "sé que es malo trabajar desde niño; dicen que es una forma de robarnos la infancia. Pero peor es robar, asaltar, arrebatar a la gente, drogarse o matar para robar. Varios de mis conocidos del barrio hacen eso. A mí no digo que no me tientan; lo importante es no hacer estas cosas".
Dice que su papá lo castiga "porque él dice que somos hijos del rigor". "A veces me da mucha rabia cuando me azota con el cinto o me tira patadas y trompadas, pero en realidad siento más pena que bronca la mayoría de las veces. El nunca pudo estudiar, porque no le da la cabeza. Lo poco que tiene lo usa para comprar bebida y emborracharse. Aún así mi papá sdice que trabajar desde chico es algo normal, que cuando él tenía mi edad trabajar alejaba a los chicos de de ser ladrones y les enseñaba a ser honestos", detalló.
- ¿Y a tu madre también la golpea? - "No, jamás la tocó. Siempre se la agarra con nosotros. Pero a la chancletuda, como le decimos a mi vieja, no le gusta que nos maltrate pero a la vez lo justifica porque dice que está alcoholizado. Dos de mis tres hermanos mayores se fueron de casa para no lastimarlo", describió. "Cuando tenga 18 años me voy a ir al sur. Dicen que en la Patagonia se gana bien y uno puede ahorrar y estudiar. Me gustan Río Gallegos o Comodoro Rivadavia. Sueño con estudiar algo relacionado con los combustibles, con el petróleo. En ese rubro se gana mucho, se vive y se conoce a gente importante", se ilusiona Martín.
"¿Si puedo juntar $40 o $50 por día limpiando vidrios en los semáforos? Bueno, ahora es más difícil, porque son muchos los que quieren vivir de esta actividad. Los hombres son más desconsiderados, pero generosos para la propina. Las mujeres se conmueven, a veces no les damos tiempo a reaccionar, pero son más amarretas. También debo reconocer que si no tienen guita nos regalan pan, galletas, un caramelo o un chocolate".

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