

El discurso machista es lo que produce que en nuestra sociedad haya abusadores. Y, aunque parece que se trata de un fenómeno nuevo, no es así. Siempre existieron, pero ahora se dan a conocer más casos porque se les da más publicidad. Quizás esto se deba a que el discurso feminista fuerza a que estos hombres sean denunciados.
Cualquier análisis del discurso de nuestra sociedad se daría con esto. Hay cosas que aún se deben cambiar. Por ejemplo, cuando una mujer sufre un abuso, en la comisaría le dicen: “usted debe haberlo incitado utilizando una pollera corta”. Justifican al violador y atacan a la víctima. Esto no sucede cuando es un hombre el que sufre este tipo de ataques. Se lo protege más, casi ni se difunde, como si fuera un tabú.
Otra cosa que la sociedad debe comprender es que no existe un perfil de abusador. No es algo que se pueda generalizar, para desgracia de los investigadores. Cada caso es diferente, y es necesario tener una entrevista personal con cada individuo. Así, puedo asegurar, encontrarán grandes sorpresas. En vez de buscar al hombre de la villa, marginado y señalado por el modelo, podrían darse con que su vecino del country, bueno y adinerado, es un violador serial. No se puede tener prejuicios. Hay que conocer cada historia personal.





