Con los atributos para constituirse en un modelo referencial

Por Roxana Laks - Mag. sociología aplicada

02 Abril 2009

La muerte del ex presidente Raúl Alfonsín generó una repercusión que permite hacer un análisis, más allá del fallecimiento de un político indiscutido. Desde antes de la noticia final, comenzaban a danzar conceptos en la ciudadanía, que probablemente desde hacía tiempo no se escuchaban con tanto fervor: honestidad, honradez, democracia, ideales, consenso, conducta y muchos otros asociados a la ética.
Lo significativo de ello se observa en el trascender de estos valores en relación a las fronteras partidarias y el manifestarlos al menos en una puntual ocasión, recordando a la sociedad toda, que están presentes y que siguen siendo cimientos de un Estado democrático. El sociólogo Robert Merton planteaba que los individuos seleccionan a otros individuos de referencia de acuerdo con la estructura circundante de las relaciones sociales, así, la persona que se identifique con un individuo de referencia tratará de acercarse a la conducta y a los valores de ese individuo.
Sin dudas, la figura de Alfonsín contiene los atributos necesarios para constituirse en un “modelo referencial”. En estudios sociológicos realizados en Tucumán, se ha podido observar que a lo largo de décadas pocos individuos de talla pública (local, nacional o internacional) englobaron en sí todos estos conceptos; y quienes cumplían con esos atributos se constituían, de manera inexorable, en “modelos referenciales” de la sociedad.
Los sujetos sociales no buscan imitar seres perfectos, las figuras que surgen como referentes también tienen errores y debilidades. Los hombres buscan identificarse con seres reales y concretos. Aun teniendo en cuenta estos parámetros, pocos son los que se constituyen en verdaderos “modelos referenciales”. La historia argentina es testigo de grandes velatorios que dejaron huellas por las movilizaciones populares y homenajes que generaron: Yrigoyen, Perón, Eva Perón y, hoy, Alfonsín.
Lo relevante es advertir la vigencia de los valores y que existen “nuevos modelos” que, por la característica del ser humano, se les atribuye tal carácter cuando ya no están.

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