Puede cambiar la vida para mejor o para peor

Puede cambiar la vida para mejor o para peor

"En cada ser humano produce un efecto particular", advierte la experta Violeta Hemsy de Gainza. No hay fórmulas.

29 Marzo 2009

“La música tiene un efecto de seducción, de fascinación; cuando es genuina, toca, hiere, afecta y sensibiliza”, explicó a LA GACETA Violeta Hemsy de Gainza, una tucumana radicada desde hace muchos años en Buenos Aires cuyos vastos conocimientos musicales (es licenciada en Música, profesora de Química, especialista en Educación Musical, psicóloga social y pedagoga musical) le valieron proyección internacional.
Según la especialista, es de común conocimiento que “la música impacta poderosamente en las personas, las afecta a nivel psicofísico de una manera muy evidente; produce cambios en la circulación y en el ritmo cardíaco. Por algo cobró tanto auge la carrera de musicoterapia en la que durante cinco años se estudia la aplicación de la música en el campo de la salud”. La especialista trazó algunas analogías: “la música es algo que puede cambiar la vida, para mejor o para peor; en este sentido, es como el amor, que te puede mejorar la experiencia en el mundo o te la puede arruinar también”, expresó.

Los efectos
A pesar de que son indiscutibles los efectos que los sonidos organizados producen en las personas, la profesora advierte cierta confusión. “No hay una relación directa entre el tipo de música y el efecto que produce en las personas. Podemos hablar en términos generales y decir que una melodía suave puede tener un efecto tranquilizador; o que poner Vivaldi durante la mañana, a un volumen no demasiado alto ni muy bajo, transmite optimismo y energía. Pero no existen fórmulas: en cada ser humano produce un efecto particular”. “No por escuchar una melodía suave y tranquila, una persona extremadamente excitada se tranquilizará, y viceversa: si está deprimido tampoco es preciso que escuche una música súper alegre, porque sería contraproducente”, afirmó. La profesional dijo que las políticas educativas actuales no otorgan a la música el espacio que debería tener, con sus consecuentes riesgos. “Hoy en día la música acompaña la idea tan actual de que ‘está todo bien’, y se la usa como una cortina para divertir y transmitir alegría”.

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