
Intensifican los controles
Limitan la presencia de residuos de plaguicidas. En la actualidad, las empresas privadas productoras de alimentos y de productos frescos están realizando inversiones muy importantes a nivel de laboratorios, a los fines de realizar sus propias determinaciones tendientes a conocer el grado de inocuidad que tienen los productos que entregan a los diferentes mercados consumidores.

La semana pasada se realizó en Tucumán un seminario organizado por el Centro de Investigación y Asistencia Técnica (Ciati) en donde se abordaron temas inherentes a los análisis especiales para determinar la presencia de microorganismos nocivos en jugos de frutas y sus derivados o para la detección de Límites Máximos de Residuos (LMRs) de Plaguicidas en frutas frescas. Todo ello, según las exigencias de los mercados mundiales consumidores de alimentos.
En diálogo con LA GACETA Rural, Beatriz Pérez Camaño, de la empresa Citrusvil SA, sostuvo que existen en la actualidad inversiones muy importantes en los laboratorios de las empresas privadas productoras de alimentos y de productos frescos, tendientes a conocer, con la mayor exactitud posible, la inocuidad de los productos que entregan a los diferentes mercados consumidores.
"Hay que garantizar a los consumidores la inocuidad de lo que se produce y luego se consume", sostuvo la especialista. "Tenemos que tener mucho cuidado con los microorganismos que puedan afectar a los alimentos, así también como la presencia de productos químicos que deberán estar comprendidos en los límites máximos de residuos de plaguicidas (LMRs), exigidos por los diferentes mercados consumidores del mundo.
A nivel provincial existe un laboratorio especializado en la Eeaoc, y también está el Ciati, en Neuquén, que suelen prestar una gran cantidad servicios de análisis cintíficos en materia alimenticia, los cuales brindan un servicio permanente en base a pedidos específicos.
En países pertenecientes a la Unión Europea, y recientemente también Rusia, están exigiendo cada vez más el respeto por los LMRs de plaguicidas, tanto aquellos que se utilizan en la producción como en la poscosecha de frutas frescas.
En la actualidad, la legislación rusa es muy estricta. El Gobierno de ese país acordó un nuevo protocolo con el Senasa, para que se cumpla a partir de este año en diferentes tipos de frutas frescas de exportación.
Productos sanos
El objetivo que buscan los países desarrollados es lograr que en las zonas productoras se obtengan alimentos o productos frescos con el menor porcentaje de residuos de plaguicidas, que se utilizaron tanto en el campo, como en la etapa de poscosecha.
En la actualidad también se incluye a los herbicidas, ya que cuando los mismos son "sistémicos" y tocan un árbol frutal, "el agroquímico se puede traslocar a toda la "sistemia de las plantas", llegando a las frutas donde se podría localizar un residuo no aceptado.
"En cuanto a los cuidados en aspectos de "microbiología", este es un tema aparte, sobre todo para proteger la salud de la población", comentó la especialista. Actualmente se están investigando los TAB, que son bacterias "termoacidófilas", que están en la tierra y son resistentes a la acidez y a la temperatura: hasta 120°C. Si bien en los jugos frutales se analizan en la actualidad y dieron resultados negativos en Tucumán, ya hay algunos países que están exigiendo su análisis en frutas frescas.
Pérez Camaño sostuvo que las TAB no son bacterias patógenas, pero advirtió que sí deterioran la parte sensorial de los jugos, alterando el olor y el sabor a través de un producto que ellas producen y que se denomina "Guayacol".
Este producto tiene un olor particular que deteriora la parte organoléptica del producto, depreciando su calidad comercial.
Pérez Camaño comentó que ya hay algunos clientes exigentes en el exterior que están reclamando el análisis de TAB a sus proveedores de manera sistemática. "Si bien en Tucumán no hay TAB, si hay que presentar análisis que demuestren su ausencia", aclaró.
La especialista sostuvo que Tucumán necesita una investigación a nivel provincial para defender con argumentos científicos "la no existencia de TAB" u otros potenciales organismos microbiológicos, que puedan afectar por un lado las características organolépticas de los productos o, bien, la patogenecidad sobre el ser humano, finalizó la investigadora.








