“La clave está en explotar a fondo los sentimientos ”, asegura Gloria Berbuc

“La clave está en explotar a fondo los sentimientos ”, asegura Gloria Berbuc

La actriz sostiene que todos los métodos son válidos a la hora de construir un personaje. "En el teatro se juega a no ser uno mismo", afirma Marcos Acevedo.

“DOÑA ROSITA, LA SOLTERA”. La puesta dirigida por Oscar Barney Finn se estrenó el 24 de mayo de 2006 en el teatro San Martín. “DOÑA ROSITA, LA SOLTERA”. La puesta dirigida por Oscar Barney Finn se estrenó el 24 de mayo de 2006 en el teatro San Martín.
18 Enero 2009

Una actuación merece la ovación popular cuando el actor y el personaje se mimetizan para convertirse en una sola persona.
Cuando la actriz Gloria Berbuc sucumbe en el personaje de turno descarta la unilateralidad creativa. “Creo que no hay un solo método para abordar la construcción de un personaje y después de tantos años puedo decir que todos son válidos. Todo depende de con quién trabaje, porque una nunca está sola; el teatro es la disciplina artística donde el grupo es fundamental. El actor es instrumento y ejecutante, y el encuentro con el ‘otro’ es el que permite esa construcción”, aseguró la actriz.
Según la protagonista de “Doña Rosita, la soltera” y “Criminal”, la clave radica en la explotación de los sentimientos propios y en la exclusión de los temores ocasionales. “El actor trabaja con su cuerpo y sus emociones, y por supuesto que cuanto más sensibilizado esté, los bloqueos serán menores, ya que justamente los principales enemigos de cualquier creación  son los propios miedos e inseguridades”, opinó. “En cuanto a la memoria emotiva, es una herramienta más. Como diría el mismo Pavlovsky, primero hay que conocer las corrientes y después hacerse la singularidad específica con la emoción, los sentimientos y el propio cuerpo”, agregó.
En el momento en el que la actriz logra asumir un rol su “yo” se   transforma dentro del personaje mediante un proceso de complementación con los demás elementos del teatro. “Se completa con la interacción del público en un hoy, aquí y ahora. Entre todos, actores, director, técnicos y público logro la magia de ser y no ser”, explicó.

Un juego
Marcos Acevedo, por su parte, asegura que en el teatro se juega a no ser uno mismo. “No creo en eso de que el actor deba dejar de ser él en escena, simplemente porque es imposible; hay decisiones que toma el personaje que yo no tomaría, por ejemplo”, señaló.
En cuanto al proceso de construcción del personaje, Acevedo sostuvo que no tiene una técnica definida. “Hice personajes muy diferentes, y cada uno es un trabajo particular. Cada actor elabora su método secreto para componer un personaje”, afirmó Acevedo, aclarando que con “secreto” se refiere a que ese método es algo exclusivamente personal.
En su visión, un personaje debe ser la resultante armónica entre sus aspectos externos e internos. “La apariencia física es algo que para mí tiene mucha importancia; desde el comienzo es un elemento de peso en la composición del personaje. Voy haciendo el trabajo interno y externo juntos. Por supuesto que exploro los conflictos internos del personaje, pero también me ayuda su aspecto físico”, explicó.  El director de “Tiempo suspendido” contó que cuando dirige, trabaja una línea muy delgada entre el personaje y el actor. “No digo con esto que el actor deba actuar de él mismo, sino que tenga una presencia muy viva en el escenario”, dijo.

Directores dixit

- TODO CAMBIA. “Nada puede tener de malo estudiar la biomecánica, la memoria emotiva o cualquier técnica desarrollada por un ídolo del teatro universal. Sin embargo creo que el aprendizaje más grande de estos maestros es la de “crea tu método o técnica de actuación según tu lugar, tipo de elenco, época, moda, aspiración, actualizando todos los discursos. Lo importante es la confianza en que el método es bueno, más que la confirmación del mismo. Todo cambia, ¿por qué el método no?”, reflexionó Agustín Toscano, del grupo Gente No Convencida, reivindicando a la improvisación como una de las herramientas de la creación.

- LOS MAESTROS. “Stanislavski, Meyerhold son los padres  y dejaron el modelo. Y aunque ingenuamente supongamos que rompemos el modelo, estamos caminando sobre los pasos de estos maestros”, opinó el director y dramaturgo Manuel Maccarini. En su trabajo, afirmó, no considera un método como único y absoluto. “Trato de arribar a una síntesis, a una mezcla, a un cóctel tipo Stanislavski-Brecht-Grotowski”, agregó. “Para el director- sostuvo-, el actor es como una extensión comunicante con el medio, a la manera de un personaje. Director y actor forman una sociedad muy particular”.

- DESDE LOS CUERPOS. “No utilizo método alguno, más bien  modalidades o procedimientos de trabajo que devienen del material a abordar, y que centralmente dependen de los actores con que empezamos a ensayar. A partir de esos cuerpos es que surgirán los aportes de la dirección. Al principio propicio una zona muy simple y liberada (hasta lúdica, diría) de producción, en la que los actores trabajen en exceso y desprejuiciadamente, que les permita crear, para construir luego, en el tiempo, un entramado o un lenguaje propio”, describió el director y profesor Raúl Reyes, quien considera que la improvisación es central.

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