La sexualidad en los tiempos del VIH-sida

La sexualidad en los tiempos del VIH-sida

Amelia del Sueldo Padilla - Médica sexóloga

30 Noviembre 2008

Es importante cuando de VIH se habla saber que se trata de un microorganismo que no se transmite por contacto casual, como saludarse, abrazarse, besarse, ni a través del aire. Sí, en cambio, a través de fluidos corporales lo cual es fundamental a tener en cuenta en el ejercicio del placer físico.

Si consideramos que en toda relación sexual nos involucramos con personas con igual dignidad humana y responsabilidad aprenderemos también a desgenitalizar el ejercicio de nuestra sexualidad.

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Es imprescindible utilizar instrumentos y técnicas que reduzcan el riesgo e incrementen el placer. Entre estos instrumentos se encuentra el condón tanto masculino como femenino, con la ventaja que la mujer no tiene que negociar con la pareja su utilización, algo fundamental en nuestra sociedad donde la inequidad de género determinó que esta pandemia aumentara considerablemente en las mujeres, que por una cuestión de prejuicios muchas veces ni tan siquiera se animan a plantear su uso.

Evitar la reinfección y la propagación de la infección también se consigue en la medida que se informe a la o las personas que deban saber sobre el propio estado serológico, se lo hable sin tapujos, se solicite asistencia especializada para la contención, teniendo siempre presente que las prácticas de protección las tenemos que usar todos por igual, sin distinción de sexos, edades ni clases sociales.

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Disminuir los riesgos

Es a partir de estos conocimientos que ha sido posible plantear una vida erótica saludable y protegida que engloba la realización de prácticas sumadas al conocimiento que se traduce en actitudes que nos permiten el libre ejercicio de nuestro deseo sexual y la obtención del placer, con máxima disminución de los posibles riesgos de adquirir las enfermedades e infecciones de transmisión sexual.

La sexualidad es algo positivo que hace agradable nuestras vidas, entonces, para ejercerla con placer y bienestar debemos sentir que nuestro cuerpo y deseos sexuales son motivo de regocijo, encuentro y alegría, no una manifestación de pecado y castigo.

A la normas y valores socio culturales los incorporamos desde muy temprano y ellos tienen que ver con la construcción de nuestra sexualidad, y es así que aprobamos o rechazamos ciertos comportamientos, repitiendo frases, conceptos y enseñanzas sin ningún tipo de actitud crítica cuando de repente nos damos cuenta que tal vez estos no tengan mucho que ver con nuestra realidad.

Más respeto, menos culpas

Recuperar la sexualidad, amar y respetar el propio cuerpo, las emociones y deseos y no culparse por ello es necesario, ya que vivir con VIH-Sida implica sentimientos  y duelo. La ansiedad, la depresión, la incertidumbre por lo que vaya a pasar, la agresión, la hostilidad del medio, el tener que rendir cuentas de la propia sexualidad y elección ante la sociedad, descubriendo aspectos que pueden ser inaceptados como la homo o bisexualidad, justificando su vida íntima que a partir de ese momento se encuentra bajo sospecha, repercuten inevitablemente sobre la sexualidad y la transforman.

Hay que atravesar el período de duelo para reconstruir la existencia sobre nuevas bases. Vivir y asumir esta nueva situación con respeto, aceptación (propia y de nuestros afectos) nos posibilitarán una vida digna

Asumir el derecho a la existencia digna y a la expresión de los deseos y afectos nos devuelve y reconcilia con la vida, con el dar y recibir, el amor hacia uno mismo y a los demás, y por qué no, al ejercicio del erotismo y de la sensualidad.

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