Entre las tuscas y el tierral

Entre las tuscas y el tierral

Análisis. Por Juan José Concha Martínez - Redacción LA GACETA.

22 Noviembre 2008

Habían transcurrido 79 días desde que el “Malevo” salió de los Tribunales, en calidad de huido. Después de esa fuga cinematográfica, el Gobierno de Ramón Ortega, la Justicia, la Policía y los periodistas lo buscaron en presuntas guaridas, en provincias vecinas, en todos lados. Hasta el 4 de marzo de 1994 su paradero fue un problema para la gestión orteguista. Había quienes sugerían que estaba en trato con un prominente abogado porteño para preparar su entrega y no fue así. Ese día, temprano, una radio anticipó que lo tenían rodeado cerca de Las Termas. El lugar era Zorro Muerto, próximo a Vinará, un paraje rústico, en medio de las tuscas y el tierral, de unos pocos ranchos a la redonda, al que sólo se podía acceder por unas huellas perdidas. El “Malevo” estaba rodeado por la Policía santiagueña, herido y enfermo, con su compañera, María de los Angeles Nuñez, ya detenida. Apenas se lo veía entre los árboles, moviéndose en una especie de corral, casi siempre cuerpo a tierra. La partida tucumana que fue hasta el lugar tuvo que zanjar un problema de jurisdicción: el reo fue encontrado en otra provincia y el Gobierno provincial necesitaba recuperarse del papelón que le ocasionó la fuga. El enredo se arregló, pero fue difícil persuadir a Ferreyra para que se rinda. Cerca de la oración, luego de que su mujer y los policías le imploraran decenas de veces a los gritos que se entregara, apareció entre los arbustos, pálido, sediento, sin oponer resistencia. Su captura fue presentada como un éxito político.

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