Se enorgullecía de sentirse un pintor popular

El reconocido artista plástico falleció a los 69 años, en Buenos Aires, después de una larga enfermedad, y lo velarán en el club Boca Juniors. A lo largo de su trayectoria concibió más de 5.000 obras.

OTROS CLASICOS. Pérez Celis, que reivindicaba la identidad del barrio, en su taller de Barracas, rodeado por imágenes de Carlos Gardel y de Van Gogh. ARCHIVO LA GACETA OTROS CLASICOS. Pérez Celis, que reivindicaba la identidad del barrio, en su taller de Barracas, rodeado por imágenes de Carlos Gardel y de Van Gogh. ARCHIVO LA GACETA
03 Agosto 2008
BUENOS AIRES.- El reconocido artista plástico Pérez Celis falleció ayer en la Ciudad de Buenos Aires,  a los 69 años, tras padecer una larga enfermedad que lo había obligado a permanecer internado en la Sanatorio Otamendi, confirmaron voceros del centro asistencial.
El muralista, pintor y escultor, nacido en Buenos Aires en 1939, fue autor de numerosas exhibiciones individuales y colectivas que fueron expuestas en diferentes lugares del mundo como Canadá, Europa y Japón.

En el club de sus amores
Sus restos serán velados hoy, a las 9.30, en el Club Atlético Boca Juniors, del cual el artista era hincha y donde realizó un mural.
No eligió deliberadamente Buenos Aires para morir, pero la enfermedad lo atrapó -literalmente- cuando ya había decidido dejar Miami con su tercera mujer, Tamara, y radicarse definitivamente en la ciudad que lo vio nacer.
“No sé cuál es el detalle que la hace diferente. Pero es distinta de todas. No es una ciudad europea como dicen, porque si estuviera en Europa también sería distinta”, decía de Buenos Aires. Y eso que vivió en varias ciudades del mundo.
Con la pasión que siempre le puso a todo lo que hizo, se las ingenió para seguir produciendo, pese a este cansancio desconocido para él que no podía dominar. Arrancó muy temprano con el pincel. Desde la adolescencia se atrevió a desafiar a su familia obrera, que vivía en el barrio de Liniers, y “que estaba convencida de que la pintura no era un trabajo”, comentó alguna vez a los periodistas.
“La primera exposición la hice a los 17 años en una vieja galería que se llamaba La Fantasma, en San Telmo. No sé cómo llegué con las telas y cartones, pero recuerdo que salió la primera nota periodística en el diario ‘Democracia’. Ese día me trajeron el desayuno a la cama”, recordaba el artista con una sonrisa.

Enroque
Pérez Celis era en realidad Celis Pérez. Un enroque divertido que eligió para firmar sus producciones y que inevitablemente tenía que explicar a todo periodista joven que lo entrevistaba por primera vez. Solía decir que ni la mayor imaginación lo habría llevado a pensar que haciendo algo que le gustara tanto como pintar podía haberlo hecho vivir como vivió. “Soy un inconsciente que me dejé llevar”, confesó alguna vez el artista.
Le enorgullecía sentirse un pintor popular. Que lo reconocieran en la calle y hasta disfrutaba de no pertenecer a ninguna elite. “Yo atiendo tanto a ‘La Nación’ como a un periódico barrial, porque llegan a lugares y a gente que no puede acercarse a una galería, a un museo, y mucho menos conocer a un artista”, se ufanaba.
Pérez Celis era un hombre apasionado. Entrar a su taller de Barracas - un gigantesco loft en el edificio Central Park era entrar a la dimensión de un torbellino que se fascinaba haciendo fascinar a sus invitados.

Estética multifacética
Entre otros murales y esculturas públicos, donde Pérez Celis expresó su estética multifacética, están las de la Universidad de Morón, la Universidad de Belgrano, en la sede de Mercedes Benz en Japón, en el Patio de Madera en Rosario y en el porteño Edificio Fortabat.
Sus trabajos también pueden ser admirados en importantes colecciones privadas en museos nacionales e internacionales y galerías como el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y Nueva York, entre otros.
Además, obtuvo durante su vida premios y distinciones como del Jurado de Montecarlo y el premio a la trayectoria en Buenos Aires. (DyN-NA)

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