No creía en las vanguardias

Por Ricardo Heredia - Artista Plástico Redacción de LA GACETA.

03 Agosto 2008
Era pintor en ríos de colores, el rojo sangre, elemento sin el cual una obra era nada. El azul en grandes planos texturados, espacio inconmensurable donde se zambullía para sus encuentros con las musas. Hace algunos años, en ocasión de una exposición suya en nuestra provincia, pude conversar con el hombre que movía los pinceles. Un creador que siguió su camino. Siempre buscando nuevas maneras de expresarse y lo hacía en pintura, grabado, escultura, murales, etc., mezclando con éxito, distintos materiales en función de la obra, bastante popular y cotizada. Renegaba de que lo llamaran artista, era un trabajador. "Yo hago un cuadro -decía-, si eso perdura será una obra de arte, pero yo no lo puedo saber".
Ponía mucha pasión en cada obra; seguro de lo que hacía se jugaba en cada pintura. Las obras que perduran son las que tienen sangre solía decir. "Una naturaleza muerta de Cezane o un retrato de Rembrandt como idea son nada pero tienen ese toque para trascender y permanecer". Parafraseaba a Picasso: "Yo no busco, encuentro". Pintor incansable, no creía en las modas de las vanguardias. Le molestaba que la elite cultural nacional no le diera su lugar como pintor reconocido. Trabajador del arte a destajo con pesadillas geométricas de arco iris infinitos. Incapaz de parar la inercia de pintor y contemplar sus cuadros por hacer.

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