
Vio con asombro cómo los lápices y el cuaderno volaban súbitamente por la ventana. La mirada del maestro de cuatro grado se clavó en su distracción. Pero era en vano. Los colores y las voces de la luz danzaban en las pupilas y en la imaginación de ese changuito de Liniers. No sospechaba ese docente que Celis Pérez -tal su verdadero nombre- iba a abrir senderos en el arte latinoamericano.
Hace catorce años, en agosto de 1994, la fundación de Héctor Zaraspe tuvo la buena idea de juntar a cuatro amigos y notables artistas en Tucumán. Llegaron Pérez Celis, Carlos Alonso y Ricardo Carpani; "jugaba" de local nuestro querido Ezequiel Linares. Abrazos de inteligencia, afecto y creatividad reencontraron en charlas y vinos compartidos a los cofrades. Cuatro maneras diferentes de pintar el mundo, de soñar con el estremecimiento de la emoción.
"En realidad, nunca se llega a descubrir si uno tiene algo que decir. Uno trabaja en forma natural con planteos puramente plásticos o técnicos. Es la única preocupación que debe tener un artista porque pretender decir algo, es imponérselo. Si lo tiene, va a salir solo. Porque si vos te lo proponés, a lo mejor, estás desviando la verdadera esencia. Esa trasmisión no pasa por el orden del pensamiento porque este responde al conocimiento y este a su vez es el pasado. Todo lo que conocemos es lo que pasó y justamente, el artista es un descubridor, un detector de aquello que existe y que todavía aparentemente no pasó. Alguna vez dije que en el orden de la creación, mientras menos pensemos, mejor", me dijo café de por medio.
Siempre miraba a los ojos cuando hablaba. "El arte exige una entrega total. Para el arte no hay atajos ni se le puede hacer trampas, aunque esto no sea garantía de que nos vaya bien ni siquiera de que seamos artistas. Pero no tenemos que plantearnos ninguna pregunta, tenemos que entregarnos totalmente y ver si la vida nos ha dado la deferencia de que seamos realmente artistas. Y el artista es aquel que supera todos los inconvenientes que hay entre él y la obra. Y los inconvenientes son de todo tipo: psicológicos, anímicos, materiales, económicos y también son de fortuna. Cuando se superan todos esos obstáculos, es posible que se pueda ser artista", afirmó en esa ocasión.
Ayer se nos fue Pérez Celis. Apasionado, luchador, controvertido. Criticado -envidiado- por muchos colegas porque sabía vender su obra. Un corazón de Liniers que hizo camino al crear.