A muchos adolescentes los ayuda una orientación en una etapa dificultosa

Una época de grandes cambios, como la adolescencia, a menudo genera conflictos en las relaciones interpersonales de un chico. La búsqueda de independencia suele entrar en conflicto con las normas que los padres imponen, y ellos se rebelan.
Los padres en ocasiones no son capaces de mantener la calma necesaria ante las actitudes rebeldes y conflictivas de sus hijos. Muchas veces necesitan orientación y apoyo, tanto los adultos, que se sienten incompetentes, como los adolescentes, que están confundidos, se sienten incomprendidos y pueden encontrar en los terapeutas un apoyo para poder seguir adelante. Sin embargo, la mayor parte de los jóvenes se niega a acudir a la terapia.
En opinión de dos alumnas de la Escuela Sarmiento, a la mayoría de los jóvenes les parece absurdo hablar de sus intimidades y conflictos con una persona extraña.
"Esa es la concepción que tienen del psicólogo, cuando en realidad es un profesional que se encarga de ayudar a una persona a encontrar soluciones. En mi opinión, sí es útil. Y el hecho de ir a un psicólogo no significa estar enfermo", afirmó Constanza, de 16 años.
"Dos integrantes de mi familia van al psicólogo y me comentan que lo que hace, más que nada, es ayudarlos a ellos mismos a plantearse preguntas y responderlas -agregó-. Uno nunca encuentra solo la raíz del problema. El psicólogo es un guía que ayuda a hallar esa raíz, además de escuchar, que es importante. Pero a muchas personas les cuesta abrirse".
Constanza manifestó que iría al psicólogo si tuviera la necesidad de hacerlo. "No necesariamente tengo que estar angustiada o conflictuada en extremo para ir a una consulta", dijo.

Un "entrenador"
Según Andrea (16), a los jóvenes les cuesta ir al psicólogo porque creen que, por ser una persona mayor, no los va a entender ni tiene los mismos problemas que ellos.
"Para mí, cumple la función de ayudarnos a concretar metas -definió-. Es como una especie de coaching (entrenador) que ayuda a despejar los obstáculos. A uno le hace falta a veces darse cuenta de que no es el único que tiene problemas y que en la vida siempre va a haber dificultades -opinó-. En lo que a mí respecta, cuando tengo ganas de hablar con alguien sobre mis cosas privadas, hablo con mi mamá. Si no, hablo con mis amigas".
Constanza, por su parte, prefiere hablar con sus amigas íntimas o con su hermana, que es mucho mayor que ella. "Me lleva 16 años. Con mi mamá hablo muy poco de cosas privadas. Hay confianza con ella, pero no tanta como para hablar de intimidades -aclaró-. En cuanto al psicólogo, su tarea es más objetiva y sistemática que la de una persona no especializada".
Algo que no les gusta a los jóvenes, según consideraron, es que el psicólogo minimice los problemas que a ellos les parecen enormes. Pero creen que es muy importante que una persona que tenga problemas pueda hacer terapia, aunque la decisión de psicoanalizarse tiene que ver con la gravedad de los problemas. "A veces el tiempo ayuda mucho", dijeron.

Depende de la persona
Andrea recuerda que consultó a la psicóloga de su escuela en una época en que había bajado mucho mi nota porque estaba enfermo su padre. Cree que los resultados de una terapia dependen más de la persona que del psicólogo. "Conozco gente que ha cambiado muchas veces de terapeuta y siguen igual. Creo que es porque se niegan a escuchar o no quieren darse cuenta de su problema -dijo-. También conozco chicas que les ayudó a cambiar muchísimo. Por ejemplo, a una amiga que era muy suceptible, todo le afectaba y sufría, la terapia le hizo entender que hay que aceptar algunas cosas de los demás y que no nos tienen que afectar tanto las bromas o comentarios".