BUENOS AIRES.- Serafín Subirí, el cantante ciego español que participó en "Mira quién baila", la versión española del concurso, donde llegó hasta las instancias finales fue el tercer famoso en bailar, pero fue la primera figura internacional en llegar al estudio para bailar la música disco junto a su soñadora Natalia Bollini, que quiere ayudar al Centro de Rehabilitación "Julián Baquero" (Córdoba) para discapacitados visuales, a conseguir máquinas de escribir Braile, computadoras especiales, instrumentos musicales e insumos.
De elegante pantalón verde y camisa negra, haciendo juego con el vestido de su compañera, un par de gafas negras y su inseparable compañero fiel, su perro Shifo, realizaron una performance más que digna, si bien les marcaron algunas imprecisiones.
El cantante llegó la semana pasada al país y tuvo pocos días de ensayo. Pese a la falta de tiempo de práctica, el jurado elogió su actuación, al tiempo que Marcelo Tinelli hizo hincapié en la decisión de "dar un lugar a todos", más allá de sus capacidades diferentes. La coreografía que hizo el español de música disco "es un golpe al corazón, no es un golpe bajo", aseguró la actriz y vedette argentina Moria Casán, miembro del jurado. El cantante recibió preguntas del orden de: "¿cómo es esto de bailar para una persona que no ve?"
La vida de Serafín Zubiri es una impactante aventura con un rumbo constante y definido: la superación por medio de la música y el deporte. Su ceguera desde nacimiento no le ha impedido sacar adelante su carrera como cantante y fraguar un extraordinario currículum deportivo. Ya a los 17 años formó un grupo de música, en el que era pianista y cantante. Cinco años más tarde, inició su carrera de solista. Sus trabajos aparecieron bajo los títulos de "Inténtalo" (1987), "Pedaleando" (1988) cuyo tema central sirvió para la sintonía de la Vuelta Ciclista a España, "Detrás del viento" (1991), "Te veo con el corazón" (1992) en la que incluyó la canción "Todo esto es la música" con la que concursó en Eurovisión, y "Un hombre nuevo" (1995), que da nombre a la canción que ilustra la experiencia deportiva que vivió en Argentina cuando escaló la cima del Aconcagua. (Especial)