
Tomar mate al volante: en qué provincias argentinas te pueden multar

Para muchos conductores argentinos, viajar con el mate es casi tan natural como cargar combustible. El termo en el asiento, la bombilla lista y la ruta por delante forman parte del ritual, sobre todo en escapadas de fin de semana o durante las vacaciones. Sin embargo, lo que parece un hábito inofensivo puede transformarse en un problema legal —y económico— dependiendo del lugar del país por el que se circule.
Aunque la Ley Nacional de Tránsito no menciona de manera directa la prohibición de tomar mate mientras se maneja, sí establece una regla básica: el conductor debe conservar el control total del vehículo en todo momento. A partir de esa premisa, varias provincias avanzaron con interpretaciones más estrictas y consideran que cebar o tomar mate implica una distracción incompatible con una conducción segura.
Provincias donde la sanción es concreta
Uno de los casos más severos es el de Mendoza. Allí, la normativa provincial exige que el automovilista mantenga el dominio efectivo del vehículo, lo que en la práctica se traduce en circular con ambas manos sobre el volante, salvo situaciones puntuales como el cambio de marchas. Bajo ese criterio, tomar mate mientras se conduce está considerado una falta grave y puede derivar en multas de alto valor económico.
Córdoba también incluye esta conducta dentro de las infracciones, aunque con penalidades menores. En ese distrito, el acto de tomar mate al volante se encuadra en la categoría de “manejo inseguro”, un concepto amplio que abarca otras acciones como fumar mientras se conduce. La sanción es monetaria y su monto depende del valor vigente de la unidad fija utilizada para calcular las multas.
Cámaras, multas y notificaciones
Un detalle que muchos conductores desconocen es que este tipo de infracciones no siempre requiere una detención en el momento. En provincias como Mendoza y Córdoba, las cámaras de seguridad vial pueden registrar la conducta y generar la multa de manera automática, que luego llega al domicilio del titular del vehículo.
Las autoridades fundamentan estas medidas en razones de seguridad vial. A velocidades habituales de ruta, unos pocos segundos de distracción alcanzan para recorrer decenas de metros sin plena atención. Manipular un mate, cebar agua caliente o acomodar el termo reduce la capacidad de reacción ante cualquier imprevisto.
Un riesgo que va más allá de la multa
A la distracción visual y manual se suma otro factor: el peligro físico. En una frenada brusca o un choque, el mate y el termo pueden transformarse en objetos contundentes dentro del habitáculo. Incluso una maniobra simple, como esquivar un pozo o responder a un vehículo que frena de golpe, se vuelve más riesgosa si el conductor no tiene ambas manos disponibles.









