Golpe maestro

"Pigu" se llevó el título en el Zurich Classic y entró al selecto círculo de campeones del PGA Tour.

31 Marzo 2008
Andrés Romero tocó el cielo con las manos en Estados Unidos. “Pigu” ingresó al selecto grupo de golfistas campeones en el PGA Tour, el circuito más importante del mundo. Se coronó en el torneo Zurich Classic, en Nueva Orleáns, y embolsó un cheque de 1,1 millón de dólares. LA GACETA compartió el festejo con la familia Romero, en Yerba Buena.

El chico de la tapa
Un análisis de Leo Noli, Redacción LA GACETA.


Dice que no le gusta ser el chico de tapa. Incluso, siempre que puede, huye de los flashes y de cuánto micrófono se le acerca. Andrés pretende ser un joven normal, de 26 años, como cualquier otro. Pero no puede. El golf no lo deja. Maldito golf dirían algunos.  Andrés retruca y agradece el don recibido. Agradece el haber cumplido el sueño de brillar en el mejor circuito del mundo. Agradece el apoyo de la familia, de los amigos y de todo aquel que alguna vez se acordó de su nombre y apellido, para bien y para mal. Ahora está lejos, pero su corazón sigue en casa, abrazando a mamá Rosa, que ya le pide el trofeo de Nueva Orleáns, mientras lo espera con el guiso que más le gusta. También con milanesas. Todo sea para festejar al lado de su hijo, de su campeón, que otra vez volvió a ser la nota de tapa, aunque a él no le guste. Dicen que la suerte no llega sola, que hay que buscarla. Hábil con las dos manos, Andrés la vio pasar por Louisiana y no la dejó escapar. La atrapó y le pidió que se quede, que lo ayude a plasmar todas las virtudes de su juego, que tantos elogios le valieron y que ahora están en primera plana.

Sensaciones
Punto de vista por <B>Marcos Virasoro</B>. amigo y encargado de prensa de Romero.
A veces, las palabras no encajan con los sentimientos y con las sensaciones que uno lleva consigo. Así me ocurre después de haber vivido y disfrutado de esta coronación de “Pigu”. Lo que consiguió es algo increíble, casi irreal, si uno tiene en cuenta que desde hace apenas siete semanas Andrés milita en el PGA Tour. Creo que ayer vivimos un día muy especial desde que nos levantamos, a las 5.30 de la mañana, para prepararnos a jugar los dos hoyos que nos restaban de la ronda del sábado. Y un presagio de lo que iba a ser el día de Andrés fue, precisamente, la soltura con que realizó dos tiros impresionantes en los hoyos 17 y 18, que le valieron dos birdies y quedar a un golpe del líder. A partir de ese momento, creo que Andrés se dio cuenta de que este podía ser su domingo. Siguió jugando bien, zafando cuando tuvo que hacerlo y concretando tiros imposibles, que sólo él puede hacer. Terminó de jugar, buscó su lugar en el player lunch y esperó, sentado de espaldas al televisor, el llamado para recibir su premio.

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