La popularidad del burako y su difusión en Tucumán a través de competencias organizadas por sociedades de beneficencia para recaudar fondos con fines solidarios han generado cientos de nuevas "adeptas" a este juego. "Comenzó hace 8 o 9 años, la demanda creció de repente. Las mujeres comenzaron a pedir el burako o rummy para jugar con amigas o para practicar en casa con algún familiar. Hoy, todas tienen un juego en casa pero quieren el mejor", dijo Valeria (43 años) propietaria de una juguetería.
Susana (58) tiene un casa de veraneo en Tafí del Valle y todos los martes y jueves de enero se reúne con amigas a tomar el té, conversar y jugar al burako. "Armamos una mesa con exquisitas tartas y té es un momento para divertirnos y charlar. "Chela" lleva el juego. Se compró en México una versión hermosísima con fichas que parecen de marfil. Tienen los números grandes para que todas podamos ver sin necesidad de anteojos", dice Susana riendo.
Silvia (58) interrumpió el partido para atender el teléfono. "Somos cuatro o cinco las que nos juntamos. A veces alguna no puede y armamos equipos de dos. Nos entretiene", comentó
"Me atrevo a decir que no hay límite de gasto cuando se trata de un burako, a menos que se trate de un regalo. Aunque un rummy se consigue por $25 las señoras piden los que cuestan de $ 90 para arriba. Inclusive, muchas buscan algo original o de mejor calidad y los encargan a Buenos Aires. Tener el mejor y más caro es sinónimo de prestigio", dijo Humberto Spuches, vendedor.
"Juego cuando tengo tiempo libre. Para mí es distenderme, es un momento de encuentro con amigas y de compañía. Me gusta porque te incentiva a la rapidez mental y porque además de azar se necesitan ciertas destrezas. Es importante estar muy atenta y ser creativa", contó Marina (56) que una vez a la semana se junta con el grupo de amigas y los domingos juega con su suegra de 86 años. "Es buenísima, siempre me gana", agregó.