El apellido y el oficio a veces crean un vínculo sorprendente

El apellido y el oficio a veces crean un vínculo sorprendente

Rosina Campo de Olivo es diseñadora de jardines y Carlos Novillo, veterinario.

25 Noviembre 2007
El destino puede enlazar de la manera más insólita apellidos y profesiones. Y aunque crea que se trate de una cuestión del azar, hay casos sorprendentes de personas que parecen haber caído bajo el influjo de sus apellidos.
Hay quienes aseguran que se trata de una casualidad; es el caso del gerente de Gasnor, Elio Hernández, o del veterinario Carlos Novillo. Otros deciden hacerse cargo de la acertada coincidencia entre sus nombres y sus empleos. "Siempre fui una apasionada por la naturaleza. Amo las flores", dice Rosina Campo de Olivo, diseñadora de jardines. René Pilot, instructor del Aeroclub, cuenta: "mi papá era piloto y mi hermano y yo seguimos la misma profesión. Si tenemos este apellido, por algo será".
Los dueños de nombres bien colocados en su contexto dicen que sobrellevan sin problemas la situación, pero admiten que alguna gente cree que es un chiste. Aunque hoy se trata de casualidades, en la historia el empleo de las personas se usó para designar su apellido.

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