El destino enlaza insólitamente apellidos y oficios

El destino enlaza insólitamente apellidos y oficios

Muchas personas que tienen apelativos a medida de su profesión u ocupación aseguran que sólo se trata de puras casualidades.

FUNDADOR. Sandalio Mandojana dejó por sentado en una placa de bronce que él inició el negocio de calzados. LA GACETA/ JOSE NUNO FUNDADOR. Sandalio Mandojana dejó por sentado en una placa de bronce que él inició el negocio de calzados. LA GACETA/ JOSE NUNO
25 Noviembre 2007
Quizás fue por azar que el doctor Carlos Novillo decidió ser veterinario. O que Juan Santos Guardia se desempeñó como policía durante muchos años. Pero si uno lee que Manuel Robles se dedicó a la carpintería y que Roque Graneros es desde hace cuatro años intendente de la localidad de Graneros (ahora fue reelecto), deja de creer en las casualidades. Algo tiene que haber pasado para que estas personas hayan caído bajo las influencias de sus apellidos.
El mundo está lleno de gente que tiene apellidos a medida de sus profesiones. Sus dueños dicen que son puras casualidades. Aunque admiten que cuando los conoce la gente se pregunta si se trata de un chiste. Tal es el caso de Rosina Campo de Olivo, que es diseñadora de jardines.
“Creo que soy una elegida porque más coincidencias es imposible de encontrar en un nombre y apellido, de casada y de soltera”, remarca la mujer de 58 años. Cuando se le pregunta si su nombre tuvo algo que ver a la hora de elegir una profesión, sostiene que no, que ella siguió su vocación. “Siempre fui una apasionada por la naturaleza. De pequeña vivía en el campo y desde los tres años me gustaba cuidar las flores”, relata Rosina, quien realizó decenas de cursos sobre jardinería y paisajismo.
“Te pusieron el nombre justo”, es la frase que escucha Rosina cada vez que se presenta ante alguien. “Disfruto con mucho orgullo el nombre que recibí”, añade, y reconoce que también le encanta vestirse con ropa floreada. Y como todo en su vida, las coincidencias hicieron que conociera a su marido en un hermoso jardín.

Sorprendentes
Los nombres insólitamente bien colocados en su contexto no dejan de sorprender. Sobre todo, si el fundador de una casa de venta de calzados se llama Sandalio. Creer o reventar. En la pared del fondo del local Sportsman Drugstore, sobre la peatonal Muñecas, una chapa indica: “Sandalio Mandojana, fundador del Sportsman, 1 de abril de 1908”. El encargado del comercio, Rodolfo Díaz, confiesa que mucha gente se acerca a preguntar si es cierto. Y él responde. “Es real. Creo que fue pura coincidencia, pero no lo sabemos a ciencia cierta porque los descendientes de Sandalio ya no son los dueños del local”, cuenta.
Para Manuel Robles no es fácil convivir con su nombre y con su oficio. “Mis amigos y hasta mis familiares se burlan. Además, desde que abrí mi carpintería siempre trabajé con madera de roble y de algarrobo”, contó el carpintero, que desde hace tres años vive en Córdoba. Allí continúa ejerciendo su trabajo.
En cualquier ambiente, como en el espectáculo, también se pueden encontrar casos sorprendentes, como el de Amable Díaz, organizador de fiestas y corsos en el sur de la provincia.
El área de la economía, la producción y las finanzas es sumamente fértil a la hora de hablar de apellidos y circunstancias. El contador Víctor Bono; el ingeniero Ivo Graneros, experto en granos; Guillermo Cantero, gerente de la Sociedad Rural de Tucumán, y el ex dirigente del gremio cañero UCIT Miguel Caña son algunas de las personalidades, cuyo desempeño parece estar marcado por el destino. En el mundo de la salud también aparece este tipo de casos, como el del médico Guillermo Recúpero, pese a que él confiese que nunca se detuvo a pensar que su apellido estaba relacionado con su profesión.
Si de apellidos que encajan perfectamente con la profesión se trata, quizá René Pilot, instructor del aeroclub, se lleve las de ganar. “Mi apellido no marcó para nada mi vocación. Pero realmente mi caso es para reírse: mi papá era piloto y mi hermano y yo seguimos con la misma profesión. Todos vivimos de la aviación y soy un agradecido de estar arriba de un avión desde que nací”, comenta Pilot. Entre carcajadas, René cuenta: “Cada vez que alguien nuevo nos conoce, nos dice: ‘Ustedes sí que hacen honor al apellido”.

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