Buenos Aires.- En los cinco minutos que duró su exposición en la Cumbre de Cambio Climático de la ONU, Néstor Kirchner buscó provocar un impacto político al hacerse eco de una propuesta para que los países en vías de desarrollo puedan cancelar parte de su deuda externa a cambio del cuidado de los reservorios ambientales dentro de sus fronteras. La propuesta de Kirchner no es, en rigor, una novedad, puesto que un mecanismo de estas características -llamado swap, en inglés, al uso de los organismos internacionales- ya se aplica desde hace varios años en beneficio de Costa Rica.
Pero la intervención de Kirchner en Nueva York estuvo cargada de política, puesto que no dudó en calificar de "deudores ambientales" a los países centrales respecto de los periféricos, como la Argentina. Y enseguida enlazó ese concepto -enraizado en la sociedad, sobre todo a partir de casos como el de las papeleras que se instalan en Uruguay- con la cuestión monetaria: pidió que se reconozca para el pago de la deuda "la contribución que implica el mantenimiento de los reservorios naturales". Kirchner había planteado esta propuesta en dos oportunidades anteriores, pero esta vez llevó su discurso a la ONU y sus palabras alcanzaron repercusión mundial.
En términos concretos, se trata de una iniciativa poco aplicable, pero el Gobierno argentino tiene un antecedente que busca rescatar del olvido: en 2003, hace cuatro años, el ministro de Educación, Daniel Filmus, había propuesto canjear deuda externa por inversión educativa. Pero en los hechos se trata de un mecanismo muy engorroso que hace dificultosa su aplicación.