El boom de la literatura infantil

El boom de la literatura infantil

LA DIRECCION.

09 Septiembre 2007
Hace poco más de diez años, una madre divorciada y desempleada intentaba escribir una novela infantil, en un café de Edimburgo, en las horas en que lograba dejar durmiendo a su hija. Después de encontrar la última frase, inició una larga peregrinación para intentar publicar su historia. En doce editoriales le rechazaron el manuscrito. Finalmente, un pequeño sello londinense aceptó publicarlo, en junio de 1997. Recibió 1.500 libras esterlinas como adelanto por los derechos de los 1.000 ejemplares que se editarían de Harry Potter y la piedra filosofal. Sólo 500 llegaron a las librerías. Cada uno de ellos hoy se cotiza a un precio diez veces superior al adelanto que recibió la autora. Después aparecerían Bloomsbury (la célebre editorial inglesa), la distribuidora norteamericana Scholastic (que le ofreció sus primeros 100.000 dólares a J.K. Rowling) y se desataría un éxito editorial sin precedentes.
¿Cuáles son las claves de este boom comercial? ¿Cuáles son los méritos literarios de la obra? ¿En qué medida la pottermanía puede instalar en generaciones enteras de niños y jóvenes el hábito de la lectura? Estas son algunas de las preguntas que hemos intentado responder en este número. Desde ángulos diversos, tres especialistas nos han brindado sus visiones del fenómeno.
The New York Times, entre otros medios, resaltó las cualidades literarias de la obra de Rowling y ensayó algunas comparaciones con autores clásicos de la literatura infantil. Otros medios y muchos críticos lanzaron sus dardos desde la vereda opuesta, tildando a la saga de superficial, efectista y poco original. Algunas estadísticas revelaron que el éxito comercial de los libros de Harry Potter no ha modificado sustancialmente los índices de lectura en niños y jóvenes. No parece haber un "efecto contagio" significativo, y un porcentaje importante de los lectores de Rowling leen nada más que sus libros. Aunque la voracidad de los pequeños lectores de las historias del aprendiz de mago sea un fenómeno que se retroalimenta y se cierra en sí mismo, la repercusión de la saga nos deja algunas lecciones.
La lectura infantil y la juvenil no son causas perdidas. Tratar que el encuentro entre niños y adolescentes con el libro sea fructífero y duradero es uno de los grandes desafíos de la industria editorial. Las obras valiosas, aquellas que despliegan al máximo el poder del libro para revelar un mundo de una profundidad que los medios audiovisuales no pueden exhibir, son las que garantizarán la formación de lectores. El fenómeno Harry Potter, más allá de sus virtudes o defectos literarios, nos enseña que hay estrategias altamente efectivas para acercar a los chicos al libro. Y esa no es una lección menor.© LA GACETA