BUENOS AIRES.- Entre los 16 largos y 15 cortometrajes que conforman su obra, figuran títulos emblemáticos como "La aventura", "El eclipse", "El desierto rojo", "Blow Up", "Zabriskie Point" y "El pasajero".
En todos esos filmes, Antonioni desplegó una puesta en escena donde la perfecta geometría de los encuadres, el silencio, los tiempos muertos y los espacios vacíos materializaban el mundo interior de sus protagonistas, seres solitarios condenados a errar indefinidamente sin encontrar consuelo para su dolor existencial.
Según escribió el crítico Alberto Ojam, la obra de Antonioni era un "cine de la angustia y la incomunicación. Sus planos largos y los tempos fílmicos muertos, con personajes de la alta burguesía errando en silencio por lugares vacíos, eran típicos de su estilo visual". "Antonioni tuvo el coraje de aventurarse donde sólo lo habían hecho la pintura abstracta y la música de vanguardia", afirmó de él otro gran cineasta italiano, Bernardo Bertolucci, en referencia al estilo visual que el autor de "La aventura" desplegó en sus películas.En 1995, "Más allá de las nubes" -filme donde compartió la dirección con el alemán Wim Wenders- marcó su retorno al cine luego de un largo paréntesis cinematográfico de 14 años, a causa, en parte, de una delicada enfermedad que lo dejó en un estado de semiparálisis y con dificultades para hablar.
La última película en la que participó Antonioni fue "Eros" (2005), que estaba integrada además por cortos de Wong-kar Wai y Steven Soderbergh, y donde él filmó una historia centrada en un triángulo amoroso que conforman un matrimonio y una joven.Antonioni ingresó en la industria como documentalista en la posguerra, cuando el neorrealismo imponía sus contenidos y su lenguaje en la pantalla penínsular, y coincidió con nuevas líneas de esa corriente. (Télam)