Carlos López fue uno de los 400 encargados de la seguridad de la parte externa de la cancha de River (adentro había un número igual, y ningún policía). No conoce Tucumán, pero se emocionó al enterarse de que había un periodista y un fotógrafo de LA GACETA. "Mis viejos son de allá, creo que tengo parientes en Tafí Viejo", comentó. El encuentro se produjo el viernes, el día del pop, y Carlos estaba fastidiado. "Son todas chicas, acá no pasa nada; mañana,cuando toquen Intoxicados y Los Piojos, vamos a trabajar en serio, porque la gente agita mucho", explicó, y adelantó que no habría incidentes ni problemas. Y no los hubo. En un estadio con más de 50.000 personas, este tipo de contacto fue tan frecuente como insólito. Al parecer, los tucumanos se llaman entre sí y se cruzan por todos lados.