
Facundo Pereyra (Enviado Especial) El Monumental terminó de ser tal cuando el rock lo llenó. Pero ahora, después del fin de semana que pasó, es más Monumental aún. La ovación con gritos y aplausos de casi 65.000 personas, el escenario tan gigante como casi todas las bandas que pasaron por él durante cuatro días (con casi 200.000 espectadores en total), las luces, los efectos especiales, y muchas cosas más, confirman la teoría. Después de tres años, el Quilmes Rock volvió a Capital Federal y volvió a ser grande en serio.
Día 1 Desde el arranque fue así. No hubo puntos flojos durante el primer día. No podía ser de otra manera. Sí hubo injusticias, porque los punkies californianos de Bad Religion fueron los encargados de abrir, y lo hicieron ante muy poco público. Attaque 77 tiró con toda su artillería, y no faltaron los estrenos de su nuevo disco, "Karmagedón". Lo mismo pasó con Las Pelotas, que la descosieron a fuerza de algunos hits de siempre, y con perlitas de su reciente "Basta". Catupecu Machu hizo un show prolijo, como siempre, y esta vez no hubo alusiones sentimentalistas de ningún tipo, sólo música. Divididos hizo el show demoledor que con pocas diferencias viene tirando desde hace más de cuatro años (tiempo en que no edita un CD de estudio).
Ah, ese día se reunió Sumo, después de 20 años, y obviamente sin el carismático pelado Prodan al frente. Hubo razones de peso para este encuentro, en el que la emoción contagió a todos con los primeros acordes de "Crua chan". Alcanza con decir que ese día volvió Sumo.
Día 2 Empezó rengo. Con Estelares y sus canciones, y Arbol con la adaptación de sus ya clásicos temas de rock adolescente, ahora un poco más duros y distorsionados. Terrible el final del set de la gente de Haedo, con una versión vocal de "La balsa", tal como lo hicieron antes con "Jijiji", que aunque carecía de demasiado vuelo, les había rendido.
Los británicos de Psychedelic Furs, con la voz en quiebra de su cantante Richard Butler, le pusieron ritmo a la fría noche porteña. Babasónicos, con sus clásicos de siempre y su colorido y bizarro show, se ganó rápido al público (especialmente femenino y adolescente, por las bandas propuestas).
Keane, con el simpático y demagogo gordito Tom Chaplin al frente, no se quedó en esos hits que desde hace unos meses suenan todo el día en la radio o en la tele, y tocó varios temas poco conocidos que sirvieron para saber que esta extraña formación de batería, teclados y voz tiene algo más que baladas gancheras. Pero tampoco tanto más, y el show terminó resultando excesivamente largo (casi una hora y 40 minutos fueron más que suficientes).
Día 3 Una jornada de rock & rain. El Mono, de Kapanga, hizo monerías ante cerca de 20.000 personas (fue el día en que más temprano entró el público), y además de andar en bicicleta sobre el escenario y saltar sin parar, terminó de cara en el piso de la pasarela, que estaba inundada. Después, siguió agitando fiesta.
El Tri, de México, mostró su rock and roll sin novedades ni grandes aportes. Al menos en lo musical, porque estos cuates tienen mucho humor, y se la pasaron arengando en mexicano ("¡vamos la raza rocanrolera!", dijo entre cada tema el pequeño e histriónico cantante Alex Lora, y también "pinches", "cabrones" y otras cosas). También se acordaron de las víctimas de Cromagnon, a las que les dedicaron un tema nuevo.
El flamenco-hip hop y otros ritmos de Ojos de Brujo, de Barcelona, fue una muy grata sorpresa que no encajó en la grilla, porque la gente estaba ahí por dos razones: Intoxicados y Los Piojos.
La banda de Pity Alvarez se propuso adueñarse del festival. Apostó a la puesta en escena más que a la música, y llevó a Dady Brieva como conductor de una versión intoxicada de aquel "Grandes valores del tango". Las familias de los músicos se ubicaron en mesas sobre el escenario que estaban iluminadas con veladores, y los músicos aparecieron vestidos con trajes, algunos con corbatas, y Pity con moño. Locuras durante una hora y media (20 minutos más de lo pautado). Todo muy lindo, con corridas al final para que el cantante no rompiera nada. Una buena selección de temas, con clásicos de Viejas Locas incluidos.
El de Los Piojos fue "el" show del Quilmes Rock. Tocaron esos temas que no pueden faltar, estrenaron la balada "Difícil", del disco que están grabando. Todo entre homenajes (al docente asesinado en Neuquén, con "Dientes de cordero", a los héroes de Malvinas y, claro, al 10, con "Maradó" y todo el ritual de botines en el micrófono e imágenes en pantallas extra de esas gambetas enloquecedoras).
Día 4 Tempranito y entre abucheos, Turf hizo lo suyo en el escenario. Los Ratones Paranoicos armaron un show inolvidable, con una selección de temas acertada para el aguante que tanta gente fue a hacerles, y con las monerías de Juanse, que se trepó a la estructura del escenario y bailó entre los caños.
Evanescense, voz y batería para una mezcla de potente metal-soft-gotic, ideal para los chicos que recién empiezan a escuchar rock. Quedó demostrado que la fuerza del grupo radica en Amy Lee y su potente y cautivante forma de cantar.
Uh!, Velvet Revolver. Hard rock californiano, en una banda armada con ex integrantes de otras (Guns?n Roses y Stone Temple Pilots) que sacudió buena música e inolvidables riffs desde las guitarras del gordito Slash. De lo mejor entre los visitantes internacionales, sobre todo porque no se apoya en un puñado de hits radiales (aún no los tiene), sino en un rock limpito y clásico.
Aerosmith. Impactante. Viejos locos, glamorosos y certeros en cada nota para recorrer más de 30 años de historia del rock and roll en un puñado de canciones que por nostalgia o admiración, movilizaron al público. Hacía casi 14 años que la banda de Steven Tylor no pisaba suelo argentino, y nadie quiso perderse esta oportunidad. Ellos tampoco; se notaba el disfrute y se transmitía a través de los sentidos.
En los dos últimos intervalos de cada jornada, el mangrullo de controles, en medio de el campo, se convirtió en una caja mágica de luces y fuegos artificales y música de Dj Zuker acompañada por imágenes proyectadas en las pantallas.
Fueron cuatro días monumentales de rock. Habrá que esperar a la próxima edición.