
MISION CUMPLIDA. Maxi Rodríguez y Crespo festejan el primer gol, convertido por el volante de Atletico de Madrid. La Selección se gano los aplausos.(REUTER)


Un entrenamiento liviano
Por Luis Mario Sueldo, lsueldo@lagaceta.com.ar (redacción LA GACETA)
La Selección ganó sin sobresaltos. Fue un cotejo para que no durara más de 50? (como en la despedida frente al Sub 20). Claro que Messi -el jugador distinto- se encargó de quebrar algo el sopor que se perfilaba para el último segmento. Le dio ritmo y sorpresa, bien acompañado por Aimar y por Tevez. Ante una defensa angoleña que daba para todo, Argentina se movió demasiado en "puntas de pie" en la fracción inicial. Por eso, quedó una línea de preocupación pensando en futuros rivales que salgan a presionar. Pero, claro, esto es una práctica. El elenco se mimetiza con la personalidad de Pekerman (prevalece la pausa), como lo hacía con Bielsa (mucho nerviosismo y aceleración). Los goles llegaron casi por decantación ante la ingenuidad africana. Se permitieron siete cambios por equipo. No tenía sentido que los albicelestes probaran otro arquero: el "Pato" se aburrió. No es fácil definir cómo juega Argentina, pues depende en gran medida de la impronta de sus hombres. En el segundo tiempo, el equipo no llegó al gol, pero se paró con mayor solidez. La concentración será en Nuremberg. Que no haya juicio. Y, si lo hay, que Argentina quede absuelta.




