La jugada del Presidente

La jugada del Presidente

El polémico proyecto del oficialismo finalmente fue aprobado en Diputados. Por Angel Anaya

23 Febrero 2006
BUENOS AIRES.- Cuando estaba por iniciarse la sesión histórica de Diputados acerca del Consejo de la Magistratura, desde una ocasional tribuna de Ezeiza, el Presidente encendió su verba para calificar de “corporaciones vetustas que están en contra del pueblo” a los numerosos y expectantes sectores e instituciones que cuestionan el intocable proyecto oficial. La casi totalidad de los colegios de abogados del país, un número extraordinario de jueces y ex magistrados, académicos y notorios juristas forman esa categoría a la que Kirchner trata de sepultar y en la que, por cierto, también incluyó a los legisladores que no comparten su posición. Quienes todavía dudaban en sumarse a la intocable reforma debieron conmoverse, pero el mensaje no fue bien recibido por quienes la apoyan, pues se estimaba que inflamaría el debate más de lo esperado. Una rápida encuesta en la galería de periodistas parlamentarios dejó de saldo que la reforma de la magistratura puede ser el paso más crítico que ha dado el Presidente desde que llegó al poder, en tanto acto institucional. Del saldo del debate -que será tardío para esta columna-, puede anticiparse que probablemente dejará en el olvido el gesto creativo de Kirchner cuando recompuso la Corte Suprema y estableció un régimen de nominaciones con participaciones inéditas.

Soñando el futuro
Ese mensaje de fuego a los diputados no fue el único, pues también el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, aunque con un estilo político normal, mandó el suyo con una serie de consideraciones en la que no faltó argumentos discutibles, pero razones al menos, para convencer, mejor que para vencer. Ese esfuerzo final de la Casa Rosada ha elevado a nuevos grados de alerta respecto de las razones de Kirchner para plantear la lucha en tales términos. Es decir, no sólo tratar de controlar a la Justicia, como le imputan sus adversarios, sino y más que eso, tratar de avanzar rápidamente en alguna dirección fuertemente comprometida con la consolidación del poder al estilo de lo que logró en Santa Cruz: apuntar hacia una reforma constitucional. Su alusión en el encendido mensaje de Ezeiza a “aquel triste Pacto de Olivos”, en el que el Consejo de la Magistratura es tan solo una de las partes impugnadas, ha sido interpretada ya como una señal a futuro. Tan es así, que a poco de conocerse el llameante mensaje, algunos líderes de la oposición estaban tratando de recomponer la “foto de familia” que tiempo atrás difundieron para detener la reforma oficial del Consejo de la Magistratura. ¿Qué pasó que Kirchner decidió jugarse como lo ha hecho, cuando no parecía necesario? (De nuestra Sucursal)