
La expedición del Conicet y SOI hizo una inmersión especial de Navidad.

Mientras en tierra firme las familias se reunían para la cena de Nochebuena, a cientos de millas de la costa argentina y a un kilómetro bajo la superficie del mar, la ciencia no se detuvo. Los investigadores de la expedición “Vida en los extremos”, integrada mayoritariamente por especialistas del Conicet, celebraron la llegada de la Navidad en pleno desarrollo de sus tareas de exploración submarina.
Cerca de medianoche, unos 30 científicos a bordo del buque R/V Falkor (too) -ataviados con gorros de Papá Noel- brindaron ante las cámaras que transmitían en vivo para una audiencia global por YouTube.
El momento más simbólico ocurrió en las profundidades: el robot SuBastian, operado por control remoto, maniobró su brazo mecánico para colocar una bandera alusiva entre anémonas y especies abisales, provocando el aplauso generalizado en la sala de control del barco.
De la celebración al laboratorio
“Bueno, ahora a trabajar”, lanzó una de las científicas apenas terminaron los saludos, resumiendo el espíritu de la misión. La expedición, liderada por la investigadora María Emilia Bravo, recorre la Cuenca de Malvinas y la Cuenca del Salado en un trayecto que une Buenos Aires con Puerto Madryn.
Su objetivo es estudiar ecosistemas de gran profundidad, un universo que hasta hace poco era inaccesible.
Hallazgos asombrosos
Más allá del festejo, la campaña -que ya fue galardonada con un Martín Fierro de Oro en la categoría streaming- dejó descubrimientos que oscilan entre lo biológico y lo insólito. En los últimos días, los expertos detectaron restos centenarios de una ballena en el fondo marino, registraron especies nunca vistas y hallaron un objeto inesperado a 3.000 metros de profundidad: un viejo casete de video VHS cubierto por una estrella de mar.
La misión continuará hasta el 10 de enero de 2026, permitiendo que miles de personas sigan descubriendo, en tiempo real, los secretos que guarda el Mar Argentino.







