Preocupación en el Conicet por el desfinanciamiento: advierten un impacto inmediato en Tucumán

“Sin ciencia básica, en 20 años no habrá nada para transferir”, afirmaron las autoridades locales.

Hace 4 Hs

Las autoridades del Conicet NOA Sur encendieron una señal de alarma ante lo que definen como un proceso de desfinanciamiento y reorientación restrictiva de la investigación científica en la Argentina. La advertencia surge tras un comunicado firmado por la Red de Directores de Centros Científicos Tecnológicos del Conicet en todo el país, difundido días atrás.

“Hay una alerta institucional y una profunda preocupación porque directamente no están llegando los fondos para investigar”, explicó a LA GACETA Augusto Bellomio, director de la sede regional, al referirse a la paralización de proyectos y a la falta de nuevas convocatorias.

Según detalló, el Gobierno nacional dejó sin financiamiento a los proyectos de investigación que tradicionalmente eran sostenidos por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación. “Las convocatorias de 2022 que estaban en ejecución y las de 2023 que ya habían sido evaluadas fueron dadas de baja. Todo lo que era investigación básica quedó afuera”, señaló.

En su lugar, solo se mantienen líneas destinadas a investigaciones aplicadas que exigen la participación de un adoptante privado que aporte al menos el 20% de los fondos. “Un proyecto de 100 millones necesita que una empresa ponga 20 millones. Eso deja afuera a gran parte de la ciencia que se hace en el país”, advirtió.

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Ciencia básica vs. ciencia aplicada

Bellomio remarcó que la ciencia básica es la que permite responder preguntas fundamentales y generar nuevo conocimiento. Como ejemplo, mencionó la exploración del cañón submarino de Mar del Plata, que permitió descubrir especies desconocidas. “Primero hay que saber qué existe. Después, quizás dentro de 20 o 30 años, se podrá pensar en aplicaciones o usos para la humanidad”, explicó.

“Si solo se financia lo aplicado, se pierde la base de todo el sistema científico. Sin ciencia básica hoy, mañana no hay innovación”, sintetizó.

Impacto directo en Tucumán

Por su parte, el vicedirector del Conicet NOA Sur, Jean Guy Le Blanc, advirtió que el impacto ya se siente en los laboratorios de Tucumán y la región. “Los proyectos que ya estaban evaluados no se van a ejecutar. Se sigue trabajando con los pocos insumos que quedan, haciendo lo que se puede”, sostuvo.

Le Blanc aclaró que el organismo no se opone a la transferencia de conocimiento al sector productivo, pero remarcó que ese proceso es el resultado de décadas de investigación financiada por el Estado. “Lo que hoy se transfiere viene de 15, 20 o 30 años de estudios. Ninguna empresa privada va a invertir durante décadas sin una ganancia inmediata”, subrayó.

Salarios congelados y fuga de talentos

Otro de los puntos críticos es la situación salarial. “Desde 2023 perdimos más del 40% del poder adquisitivo”, denunció Bellomio, al incluir en esa situación a investigadores, personal de apoyo y becarios.

Las becas doctorales y posdoctorales, clave para la formación de nuevos científicos, se volvieron insuficientes para sostenerse económicamente. “Muchos jóvenes no aceptan las becas o buscan irse del país. Estamos perdiendo a nuestros futuros investigadores”, alertó Le Blanc.

“La ciencia es una inversión, no un gasto”

Desde la conducción regional del Conicet reconocen que el argumento oficial es la necesidad de alcanzar el déficit cero, pero cuestionan que el ajuste recaiga sobre el sistema científico. “La generación de conocimiento permite diversificar la economía, agregar valor y ganar competitividad. Además, nos hace un país más soberano”, afirmó Bellomio.

Finalmente, Le Blanc explicó por qué el financiamiento estatal sigue siendo indispensable: “Trabajamos en problemas sociales, en alimentación, pobreza, salud. Hay investigaciones que no generan ganancias económicas, pero sí soluciones para la población. Eso ninguna empresa privada lo va a financiar”.

Las autoridades del Conicet NOA Sur coincidieron en que, de no revertirse el escenario actual, el daño será profundo y de largo plazo. “El bache que se genera hoy recién se va a sentir en 15 o 20 años, cuando ya no tengamos conocimiento para transferir”, concluyeron.

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