La gesta de Belgrano debería ser imitada para frenar el avance narco

La gesta de Belgrano debería ser imitada para frenar el avance narco

¿Cómo puede frenarse el inocultable avance narco en el NOA? Esta es una pregunta que tiene numerosas respuestas. Pero quizás haya una que no fue tenida en cuenta por las autoridades: imitar al general Manuel Belgrano y la gesta que realizó para evitar que los españoles se apoderaran de la región.

En 1812, después de la derrota de las fuerzas patriotas en Huaqui, Belgrano se hizo cargo del Ejército del Norte. Pidió en varias cartas refuerzos y armas para reorganizar las tropas y así poder frenar a los realistas que ya se habían apoderado del Alto Perú, hoy Bolivia. La respuesta que recibió fue que se replegara hacia el sur, orden que no cumplió.

Pasaron más de dos siglos y hay una amenaza similar. No se trata de un ejército colonial, sino de organizaciones criminales internacionales que buscan apoderarse de la región para continuar con el tráfico de drogas. Hace casi 10 años, también por una orden emitida desde Buenos Aires, personal de Gendarmería Nacional, responsable de custodiar las fronteras, fue desplazado a luchar contra el delito en grandes urbes para tratar de bajar los índices de inseguridad. Hoy, todos los especialistas coinciden en señalar que esa medida, lanzada por el macrismo, mantenida por el kirchnerismo y profundizada por el mileismo, no hizo otra cosa que facilitar el ingreso de estupefacientes por los límites con Bolivia.

Belgrano, al darse cuenta que estaba solo, en pocos meses ideó un plan que estaba cargado de sacrificio y unión. Ordenó el “Éxodo Jujeño”, logró que su maltrecho ejército se reforzara con los habitantes de toda la región y convenció a ciudadanos comunes, comerciantes, hacendados y funcionarios a sumarse a su idea. El 24 de septiembre de 1812, en lo que se conoce como la Batalla de Tucumán, logró una victoria contundente que frenó a los realistas. Hoy, los narcos la tienen fácil porque no se topan con una estrategia como la que desplegó el héroe.

Baño de realidad

La semana pasada, el NOA fue escenario de otros dos hechos que volvieron a dejar al descubierto el avance narco. En Rosario de La Frontera, por un error del piloto a la hora de aterrizar, en un campo ubicado a 50 kilómetros de Tucumán, se descubrió que una avioneta había trasladado desde Bolivia 364 kilos de cocaína. La nave nunca fue detectada por los radares que supuestamente deben custodiar los cielos de la región. En Chuscha, al norte de la provincia, después de una larga persecución, la Policía logró detener un envío de 302 kilos de marihuana con la carga colocada en la caja de una camioneta que habría partido desde Orán y superado al menos cuatro controles que deberían haberla revisado.

“El Operativo Lapacho se creó para realizar un mejor control en los límites de la provincia y así tratar de poner freno al tráfico de drogas. Hubo una decisión política de tomar esta medida para profundizar los efectos de la ley de Narcomenudeo”, explicó Jorge Dib, secretario de Lucha contra el Narcotráfico. “En diciembre de 2023, en un acto desarrollado en Cabo Vallejo, invitamos a las policías de la región a que nos acompañaran con este plan. Lamentablemente no tuvimos su acompañamiento hasta el momento. Esperamos que se sumen porque es necesario enfrentar una lucha a nivel regional”, dijo Joaquín Girvau, jefe de Policía.

Este año, la llamada Ruta de los Valles, se transformó en el camino elegido por los narcos para transportar droga. Por este recorrido se secuestraron más de 600 kilos de cocaína, el 60% de todo lo decomisado en el año en la provincia. Esa vía que nace en Salta y que tiene combinaciones para llegar a Catamarca, tiene un solo puesto de control fijo: está en Colalao del Valle y forma parte del Operativo Lapacho.

Reacciones

El gobernador salteño Gustavo Sáenz realizó declaraciones más efectistas que lógicas. Es entendible que lo hiciera porque esa provincia sufre por el narcotráfico. No sólo porque la frontera es cada vez más permeable, sino también, porque Gustavo Orozco, parlamentario y ex policía de esa provincia, denunció que en Rosario de la Frontera existirían unas 30 pistas de aterrizaje clandestinas. El funcionario pidió a la Nación, única responsable de custodiar los cielos, que vuelva a poner en vigencia la Ley de Derribo para las naves que fue creada en el macrismo, no renovada por el kirchnerismo y ni discutida por el mileismo.

Las autoridades deben solucionar varios problemas antes de analizar el planteo realizado por Sáenz. Primero, para poder derribar una avioneta narco, hay que contar con un sistema de radarización que la detecte. Después trasladar una base aérea al NOA. Por último, contar con naves para poder derribar a las que transportan droga. En tiempos donde no hay un peso para nada, resulta muy difícil pensar que habrá fondos para cumplir con lo solicitado por Sáenz.

Osvaldo Jaldo, antes de que se registraran las noticias narcos de la semana, anunció que el Operativo Lapacho se reforzaría con la participación de más hombres y recursos tecnológicos. Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, en silencio pidió a la Policía que hiciera más controles en el noreste de esa provincia donde se encuentran los caminos que conducen a la hidrovía del Paraná. Raúl Jalil, titular del Poder Ejecutivo catamarqueño, se mantiene en silencio, pese a que su provincia durante 2025 aumentó un 4.000% el secuestro de cocaína.

Consecuencias

Lo que puede pasar de aquí en más tampoco está claro. La Nación, como ocurre desde mediados de los 80, no logra frenar el avance narco. El sistema de radarización lanzado el año pasado no está detectando los vuelos narcos. El Operativo Güemes, creado para fortalecer los controles en la frontera salteña con Bolivia, tampoco estaría frenando los envíos narcos. El Operativo Roca, plan en el que autorizaba al Ejército a sumarse a la lucha contra el narcotráfico, sigue siendo un mero anuncio.

El escenario tampoco es alentador. Gendarmería Nacional, fuerza que debería encargarse de vigilar las fronteras, es duramente cuestionada por los reiterados casos de corrupción. La presencia en el NOA de cárteles mexicanos y de las organizaciones criminales brasileñas son una amenaza concreta. La pregunta que deberían hacerse las autoridades es si conviene responsabilizar a las autoridades nacionales por su inacción o, ante las evidentes fallas, hacerse cargo del problema. La gesta de Belgrano podría iluminarlos.

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