Inflación y dólar, el gran karma argentino en los años electorales

La volatilidad es parte de la historia económica con una fuerte incidencia de la política.

LA CASA ROSADA. Sede del Gobierno nacional. LA CASA ROSADA. Sede del Gobierno nacional. ARCHIVO

Las elecciones suelen ser un punto de inflexión para cualquier gestión de Gobierno. La historia argentina lo ha marcado en los últimos años que, en los años impares, las principales variables económicas entran en juego, ya que las pujas electorales terminan alimentando a la volatilidad del mercado. En el medio está la sociedad que también tiene su propia batalla: la del día a día en una economía hogareña que termina siendo erosionada por los vaivenes políticos.

“Desde el gobierno de Cristina Fernández pasando a los de Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei, el tipo de cambio oficial ha protagonizado saltos que, en cuestión de días, alteran la vida cotidiana. Pero en 2025 el panorama es otro: una depreciación gradual, contenida por bandas cambiarias parecería tener un destino diferente respecto de otras ocasiones al menos en el impacto en la variación de precios en la economía”, indica Damián di Pace, director de Focus Market.

Inflación y dólar, el gran karma argentino en los años electorales

Los problemas con el dólar y con la inflación dejaron una estela en la economía. La consultora privada resume la complicada historia argentina con el dólar y con la inflación de la siguiente manera:

Primer ajuste de CFK

En el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), el 23 de enero de 2014, el Banco Central anunció una corrección cambiaria para achicar la brecha con el dólar paralelo, que rozaba el 80%. El tipo de cambio oficial saltó de $ 6,84 a $ 8,50 por dólar en un día, un 24% de depreciación nominal que buscaba estabilizar reservas diezmadas por la fuga de capitales. El contexto era tenso: Argentina salía de un 2013 con inflación oficial subreportada, pero la medida fue un bálsamo temporal. La inflación acumulada en el trimestre anterior (octubre-diciembre 2013) fue del 7,99%, impulsada por subas en alimentos y combustibles. Pero el “pass-through” fue inmediato: en los tres meses siguientes, los precios escalaron un 10,67%. Familias de clase media vieron evaporarse ahorros, y el gobierno optó por controles de precios que, lejos de calmar, distorsionaron el mercado. Fue el primer aviso de que las correcciones forzadas no resuelven problemas estructurales.

Macri levanta el cepo

Mauricio Macri levanta el cepo el 17 de diciembre de 2015, apenas tres días después de asumir y unifica el tipo de cambio. El dólar oficial pasó de $ 9,80 a $ 14 en 24 horas, un salto del 40,4% que liberó importaciones y atrajo inversiones, pero también desató pánico en los supermercados. Con reservas en rojo y una brecha del 40%, la medida era inevitable. El trimestre previo (septiembre-noviembre de 2015) había cerrado con una inflación moderada del 7,7%, gracias a la contención kirchnerista. Sin embargo, el posterior (diciembre de 2015-febrero de 2016) trepó al 12,05%. Tarifazos pendientes y subas en nafta agravaron el golpe: la canasta básica familiar subió un 15% en meses, empujando a 1,4 millones de personas a la pobreza. Macri prometió “pobreza cero”, pero el ajuste inicial fue un recordatorio de que la libertad cambiaria tiene un costo inmediato.

Macri, rumbo al FMI

Tras una semana de pánico financiero que llevó a Argentina a forzar una depreciación acumulada del 21%, del $32 a $ 38 por dólar, y bajo presión de inversores y con reservas evaporándose, Macri recurrió en 2018 al FMI por U$S 57.000 millones, el préstamo más grande de la historia. La sequía y la suba de tasas en EEUU fueron catalizadores, pero el déficit fiscal crónico era el verdadero villano. La inflación previa (mayo-julio de 2018) fue del 9,18%, con rubros como educación y salud ya en ebullición. Post-devaluación, subió a 15,8%, con septiembre en 6,5%, cerrando 2018 en 47,6% anual.

Post-PASO de 2019

Un año después, el 12-14 de agosto de 2019, la derrota de Macri en las PASO ante Alberto Fernández desencadenó otra corrida. El dólar oficial trepó un 25% acumulado, de $ 46,15 a $ 57,30, en medio de capitales huyendo y el FMI congelando desembolsos. La incertidumbre electoral amplificó el pánico: reservas netas negativas y un déficit del 6% del PBI. Ese año, la inflación cerró en 53,8%

2022: Inflación de 94,8%

La inflación oficial cerró 2022 en un 94,8%, durante la presidencia de Alberto Fernández. Esta cifra fue la más alta desde 1991, impulsada por la depreciación gradual del peso, el conflicto bélico en Ucrania y presiones internas en precios regulados. La depreciación del peso frente al dólar ese año fue del 72% anual.

Fernández y el FMI

El 12 de agosto de 2023, tras otra derrota en las PASO -esta vez de Sergio Massa ante Javier Milei-, el gobierno de Fernández cedió a la presión del FMI y devaluó un 22,8% diario, de $ 298 a $ 365 por dólar. Con reservas en mínimos y una brecha del 100%, la corrección buscaba evitar un default, pero solo duró semanas. El pass-through fue feroz, alimentando una espiral que Milei heredaría.

La megadevaluación

El 12 de diciembre de 2023, Milei, fresco en el poder generó una unificación cambiaria que disparó el dólar de $ 366 a $ 800, 118% en un día. Fue para eliminar distorsiones y atraer dólares, pero con un costo: diciembre cerró con 25,5% de inflación. Trimestre anterior (septiembre-noviembre de 2023): 37,68%, herencia del gobierno anterior. Posterior (diciembre 2023-febrero 2024): 51,54%, con enero en 20,6%. Fue el pico más alto en décadas.

Depreciación sin drama

De julio ($ 1.206 por unidad) a octubre de este año ($ 1.430), el peso se depreció un 18,57% acumulado. Bajo la administración de Milei, con superávit fiscal y emisión cortada, responde a presiones moderadas, no a crisis. La inflación previa (abril-junio) fue del 6,01%, con mayo en 1,5% –el menor en cinco años. Posterior (julio-septiembre): 6,12%, con julio y agosto en 1,9% cada uno. “Es decir que se mantiene el nivel de la variación de precios pre y post corrección cambiaria. No hay picos y el pass-through es mínimo”, indica el reporte.

“La última depreciación del peso frente al dólar no ha generado fuerte traspaso a los precios internos ni un rebote inflacionario significativo. Esto contrasta con episodios históricos como las devaluaciones de 2015, 2018, 2019 o 2023. Combo de disciplina fiscal y monetaria, escasez de liquidez y expectativas ancladas y alta competencia en el mercado son alguno de los ingredientes del actual foto inflacionaria en Argentina”, detalló Damián Di Pace.

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