El culpable de tu cansancio diario no está en cómo dormís sino en cómo despertás

Por ocasiones, la falta de energía se debe a que en realidad nuestro cuerpo nunca amaneció.

La forma en que amanecés puede afectar a la energía del día. La forma en que amanecés puede afectar a la energía del día.
08 Octubre 2025

Para algunas personas, dormir ocho horas no es garantía de levantarse renovado y con energía. Así pareciera que seguir el manual del buen durmiente no da buenos resultados y que solo lleva a despertar sintiéndose recién salido de una maratón nocturna. La pregunta es la misma para todos los que sufren de cansancio cuando el día recién empieza.

La ciencia tiene una respuesta fascinante que señala a la falta de luz como la gran culpable de las mañanas sin energía. El problema, según los especialistas, no está en la calidad de tu colchón, sino en cómo tu cerebro recibe las señales del amanecer. En otras palabras, tu ritmo circadiano, el sofisticado reloj biológico interno, podría estar saboteando tus buenos días.

Tu sistema está confundido

No importa si dormís con la precisión de un reloj. Si al despertar lo hacés en la oscuridad o en penumbra, inmediatamente revisás el celular y dependés del café como una píldora de activación, lo que está fallando es tu sistema operativo. Este cortocircuito tiene un nombre científico: cronodisrupción.

El doctor Emilio Gómez Cibeira, neurólogo y responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, lo explicó en el medio We Life. El especialista sostiene que: “estar insuficientemente expuesto a luz natural a primera hora del día, así como estar excesivamente expuesto a luces artificiales por la noche, es un problema real hoy en día”. Esta desincronización confunde a nuestro reloj interno, impidiéndole segregar cada sustancia en su momento oportuno. Gómez Cibeira advierte que esto lleva a un "sueño de calidad dudosa, cambios de humor, metabolismo rebelde y, con el tiempo, más papeletas para ciertas enfermedades".

La luz es la señal de arranque metabólico

Investigadores de la Universidad Metropolitana de Osaka enfatizaron que el verdadero truco para amanecer con energía no está en dormir más, sino en bañarse en luz natural apenas abrimos los ojos. El sol no solo proporciona calor, sino que actúa como un poderoso sincronizador biológico.

El Dr. Gómez Cibeira detalla el mecanismo: el sol es el "principal regulador del ritmo circadiano". La luz activa células en la retina que envían señales al núcleo supraquiasmático del cerebro. Este proceso provoca la supresión inmediata de la melatonina (la hormona responsable del sueño) y permite el "ascenso de cortisol y otras hormonas que te ponen en marcha por la mañana". Así, el cuerpo entiende que amaneció.

Lo primero que debés hacer al despertar

Tu reloj biológico regula mucho más que el sueño; también influye en tu concentración, tu temperatura corporal, tu apetito y tu capacidad para metabolizar los alimentos. El neurólogo subraya que “necesitamos estar activos durante las horas centrales del día, cuando se requiere un mayor rendimiento metabólico”.

Por lo tanto, si tu cuerpo está desorientado por la falta de señales claras, la solución más sencilla es también la más efectiva: el primer gesto del día, antes incluso de encender el celular o preparar el café, debería ser dejar que la luz entre. En cuanto amanezca, levantá las persianas. Y si tenés la posibilidad, salir a caminar o hacer algo de ejercicio a cielo abierto es altamente recomendable.

No vale con la luz de mesa

Es importante saber que la luz artificial, aunque nos ilumine, no logra engañar al cerebro. El especialista alerta de que “la luz solar tiene una intensidad (lux) y una proporción de luz azul que no se puede replicar con los sistemas de iluminación artificial convencionales”.

Mientras que la luz natural se adapta, cambiando su intensidad a lo largo del día para sincronizarse con nuestros ritmos biológicos, la luz artificial se mantiene constante, quedando desincronizada. Si querés despertarte bien, la próxima vez que te sientas agotado, revisá si realmente amaneciste. Tu cerebro necesita la luz "de verdad", la que viene del cielo, no del techo.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios