

Una reciente tendencia estética que comenzó a expandirse desde las redes sociales hasta las pasarelas internacionales está generando tanto fascinación como alerta médica. Se trata del vello teñido, una moda que ganó visibilidad tras la aparición de Rosalía en los desfiles de París y Nueva York luciendo el vello de las axilas de colores.
Para algunos, la propuesta es un gesto de libertad corporal y aceptación personal; para otros, un riesgo evitable para la salud de la piel.
Riesgos dermatológicos: una zona sensible
Según la dermatóloga Paloma Borregón, del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET), el principal riesgo de teñir el vello axilar es la irritación cutánea.
“La piel de las axilas es más fina que en otras partes del cuerpo. Para poder teñir hay que decolorar, y los productos suelen contener amoníaco u otras sustancias fuertes que pueden inflamar o irritar”, explicó.
En la misma línea, el farmacéutico Héctor Núñez, fundador de la marca de cuidado dérmico Cosmetocrítico, advierte que los tintes permanentes no deberían aplicarse sobre la piel.
“No existen productos formulados específicamente para esa zona. Al aplicarlos, es prácticamente imposible evitar el contacto directo con la piel, lo que puede generar reacciones químicas, irritaciones o alergias”, señaló.
Por qué las axilas requieren un cuidado especial
Las axilas presentan características particulares que las vuelven más vulnerables: una piel más delgada, abundantes glándulas sudoríparas y una mayor exposición a la humedad y la fricción. Todo ello debilita su función barrera y aumenta la probabilidad de irritaciones.
Núñez recomienda algunas medidas básicas para mantener la zona saludable:
- Usar limpiadores suaves (syndet) que no alteren el pH.
- Elegir desodorantes que respeten las bacterias beneficiosas y eviten las sales de aluminio en altas concentraciones.
- No aplicar antitranspirantes durante los dos días posteriores a la depilación.
- Mantener una higiene diaria con productos calmantes y no agresivos.
“Las microlesiones generadas por el afeitado o la cera pueden favorecer infecciones o ardor si se usan productos irritantes inmediatamente después”, advirtió el especialista.
El trasfondo psicológico: cuerpo, libertad y aceptación
Más allá del aspecto estético, la psicóloga española Lara Ferreiro, autora del libro Ni un capullo más, interpreta el fenómeno como una forma de rebeldía simbólica.
“Rompe la norma de la invisibilidad del vello. Hay estudios que muestran que casi el 70% de las mujeres sienten presión por eliminar el vello corporal. Esta tendencia desafía esa presión y transmite un mensaje claro: mi cuerpo no tiene que esconderse”, afirmó.
Ferreiro añade que, desde la psicología del cuerpo, actos como este se relacionan con la aceptación radical de uno mismo.
“Es una manera de decir: ‘ponete la axila como quieras y no sientas vergüenza’. Además, el acto creativo reduce los niveles de cortisol —la hormona del estrés— hasta un 40%, porque implica libertad y autenticidad.”
Entre la moda y la salud
Los especialistas coinciden en que las tendencias estéticas son válidas siempre que no comprometan el bienestar físico. En este caso, el mensaje simbólico puede resultar poderoso, pero los productos químicos utilizados para lograr el efecto conllevan riesgos concretos.
Por eso, los dermatólogos recomiendan optar por alternativas temporales, como sprays lavables, evitar los tintes permanentes y consultar a un profesional ante cualquier signo de irritación, picazón o enrojecimiento.
En definitiva, el equilibrio está —según los expertos— en celebrar la expresión personal sin descuidar la salud de la piel: una tendencia que invita a repensar la relación entre moda, cuerpo y autocuidado.







