De los prostíbulos al chat: la mafia de la trata se viste de gamer y caza a menores por internet
La trata de personas encontró en videojuegos y plataformas digitales el terreno ideal para la captación de víctimas. María Eugenia Jamarlli, abogada jujeña y especialista en el tema, advierte sobre el control absoluto de los tratantes y las secuelas que deja esta explotación constante.
De los prostíbulos al chat: la mafia de la trata se viste de gamer y caza a menores por internet
La escena se repite una y otra vez, silenciosa, invisible, casi siempre frente a una pantalla iluminada que deja un reflejo azul en el rostro de la víctima. Un niño de diez años abre un juego en línea; una adolescente de trece responde un mensaje en TikTok; un joven de diecisiete mira anuncios de empleo en Facebook. Lo que para muchos es un gesto cotidiano, inofensivo, puede ser, en realidad, la primera puerta de un camino oscuro que termina en explotación y desaparición.
En las estadísticas de organismos oficiales aparecen como números: seis chicos desaparecen por día en Argentina, según Missing Children. Pero en la vida real, cada cifra es un rostro que se borra, una familia que grita sin ser escuchada, un expediente judicial que rara vez concluye en justicia. La trata de personas, ese delito que durante décadas se asoció a prostíbulos clandestinos y redes de explotación locales, ahora se esconde detrás de píxeles, notificaciones y cuentas falsas, utilizando la misma globalización que permite conectarnos.
María Eugenia Jamarlli es mucho más que una abogada jujeña: desde hace más de quince años se convirtió en una de las voces más firmes contra la trata de personas en el país. Procuradora y escritora, fue pionera al publicar en 2008 “Ultrajada, Cuna Jujeña”, el primer libro en la Argentina que abordó de frente esta problemática. Allí denunció con crudeza la desaparición de menores en el norte y la trama de complicidades que permitió que la trata creciera a la sombra de la impunidad.
Con el paso del tiempo, Jamarlli llevó su militancia más allá de las páginas escritas. Recorrió escuelas secundarias, profesorados y universidades, dictó conferencias en distintas provincias y tejió redes de prevención y cuidado allí donde el delito se disfraza de silencio. Hoy, advierte que el negocio mutó y se refugia en el terreno digital: redes sociales, plataformas de streaming e incluso videojuegos.
“La trata se adapta. Del prostíbulo al píxel”, escribió hace más de una década. Y en diálogo con LA GACETA, reafirma que esa frase no es una metáfora, sino una advertencia urgente.
María Eugenia Jamarlli
Caza y pesca digital: la modernización del delito
Jamarlli explica que los tratantes perfeccionaron dos estrategias que, con el auge de internet y los celulares, se convirtieron en rutina: la caza digital y la pesca digital.
La caza digital consiste en el contacto activo con posibles víctimas a través de redes sociales, chats privados y videojuegos. “Aprovechan la vulnerabilidad de los jóvenes y su confianza en el entorno virtual”, afirma a LA GACETA, la abogada. Lo que antes se hacía en calles o plazas, ahora sucede detrás de la pantalla: mensajes, likes, invitaciones aparentemente inocentes.
La pesca digital es más pasiva, pero igual de efectiva: anuncios falsos de empleo, becas, concursos o castings esperan que una persona con necesidad o curiosidad muerda el anzuelo. “Los tratantes publican estas ofertas engañosas y esperan a que alguien responda. Muchas veces, las víctimas creen que es su oportunidad, pero es la trampa”, advierte Jamarlli.
El resultado es un riesgo permanente para menores, especialmente en provincias del norte argentino, donde la combinación de geografía, vulnerabilidad económica y falta de prevención estatal hace que la región se convierta en un nodo clave de captación y explotación.
Cifras que duelen
Los números que maneja Jamarlli son escalofriantes. “Denuncié la desaparición de 2.300 chicos en Jujuy. Se están llevando seis chicos por día de la Argentina. Según Missing Children, dos serían del Norte, pero en las denuncias que recibo, son más”, cuenta, con voz grave y pausada.
Estos datos no son abstractos. Cada cifra tiene nombre, familia, historia. Para la abogada, el incremento de la trata está vinculado directamente con los recortes y la falta de políticas preventivas: “Cada vez se incrementa por un desfase en la prevención. Yo entiendo las políticas de ajuste, pero eso incrementó muchísimo la trata de personas, sobre todo en el norte”.
La trata de personas en el Norte no puede entenderse sin la logística del crimen organizado transnacional. Jujuy dejó atrás su rol pasivo de tránsito; su estratégica ubicación la ha consolidado como un epicentro de triple función: captación, traslado y explotación. Los corredores neurálgicos que facilitan el ingreso y egreso de mercadería ilegal en la Argentina pasan inevitablemente por esta provincia.
La red de trata opera con una sinergia criminal que es la clave de su eficiencia. Jamarlli subraya que la matriz logística es idéntica a la que maneja el narcotráfico y el tráfico ilegal de armas. Esto significa que los tratantes tienen acceso a redes de distribución, financiación y protección de alto nivel.
La captación moderna
La captación de víctimas en la actualidad combina la vulnerabilidad económica con la dependencia tecnológica de niños y adolescentes. Para los tratantes, la crisis laboral y la precariedad social se convirtieron en herramientas de reclutamiento, mientras que la adicción a los dispositivos electrónicos garantiza un acceso casi continuo a las potenciales víctimas.
Las redes sociales, aplicaciones de mensajería, juegos en línea y plataformas de streaming se convirtieron en el terreno favorito de los captadores. “Facebook, TikTok, videojuegos con chat en línea… los niños están constantemente conectados. El peligro se oculta donde menos lo esperan los padres: en los juegos en línea. Si un juego es multijugador, si es gratuito y si tiene chat en línea, esos son tres elementos de alerta, porque puede ser un nido de pederastas. En este ecosistema, un mensaje, un “like” o una invitación a interactuar pueden ser suficientes para iniciar un vínculo de manipulación.
El caso de Roblox es una ilustración aterradora: con el 40% de sus 80 millones de usuarios siendo menores de 13 años, el riesgo es endémico. El fenómeno se ve potenciado por la adicción tecnológica. Los tratantes lo saben y lo explotan. Jamarlli detalla cómo funciona: “Los niños buscan recompensas virtuales: monedas, premios, niveles. Un captador puede ofrecer dinero, regalos o monedas virtuales a cambio de imágenes o videos. Una vez que tiene ese material, comienza la extorsión: ‘Si no me envías más, mostraré esto a tus padres o amigos’”. El ciclo de dependencia, manipulación y coerción se cierra de manera casi perfecta, porque el menor no percibe la amenaza inmediata y el adulto criminal mantiene el control desde la distancia.
“La trata se viste a la moda”
En uno de sus talleres escolares, una alumna de Pampa Blanca lanzó una frase que Jamarlli repite con frecuencia: “La trata se viste a la moda”. Resume cómo el delito se camufla bajo lo que resulta atractivo para los jóvenes: invitaciones a castings, perfiles en OnlyFans o propuestas de “sugar daddy”. “Les hacen creer que su cuerpo vale tres dólares, lo que cuesta una suscripción. Y eso es lo más peligroso: la normalización del abuso”, sentencia.
Estos sitios venden la prostitución como un "trabajo" o una "moda," infiltrando "desvalores" en el cerebro de los jóvenes y desdibujando la línea entre el consentimiento viciado y la explotación.








