Antonio “Cuqui” Molina
Frente a la plaza principal de Monteros, la cúpula de la parroquia Nuestra Señora del Milagro se alza como un cielo pintado que guarda la memoria de un pueblo. Allí, entre tonos azules y celestes que parecen bailar con la luz, Antonio “Cuqui” Molina sonríe con orgullo. Él es uno de los artistas responsables de esa intervención que, a simple vista, parece un mural celestial, pero en realidad es un viaje por la historia de la ciudad. Y también fue uno de los personajes secundarios de la final de “Enseñame Tucumán”, ya que envió como obsequio de la escuela Normal, unas caricaturas de los conductores del ciclo, Carolina Servetto y Matías Auad.
Inicios de una pasión
“Cuqui” lleva más de 50 años dedicados al dibujo y la caricatura, pero su historia comenzó mucho antes, cuando era apenas un niño en la primaria. “Mis padres me compraban la revista Anteojito, pero yo también miraba el diario LA GACETA. Había dibujos que me llamaban la atención y yo los copiaba sin saber que eran caricaturas”, recuerda. Aquellos trazos, que imitaba con fascinación, resultaron ser obra de Héctor “Kelo” Palacios, su primer gran referente.
De hecho, Molina todavía guarda un cuaderno con caricaturas de Palacios de hace más de 40 años: “Allí están desde Juan Domingo Perón e Isabel Martínez hasta Alfonsín y figuras del deporte como José Pastoriza del Mundial 78 o Nelson Piquet. Todo eso me inspiró a dedicarme profesionalmente a la caricatura”.
Lo que ya no existe
Hoy, “Cuqui” es el único caricaturista de Monteros. Su trabajo no se limita a las caricaturas, sino que pinta paisajes, retrata músicos, plasma escenas de la vida cotidiana y rescata con nostalgia una ciudad de otras épocas. “Me gusta retratar la Monteros antigua, esa que ya no existe con el cielo limpio, sin cables, las casas bajas. Intento dejar plasmada esa identidad cultural”, dice.
EL ARTISTA Y SU OBRA. La cúpula se encuentra en pleno centro de la ciudad del sur de la provincia y llevó muchas semanas de arduo trabajo.
Su taller, que funciona como un semillero de artistas, es también un espacio de transmisión. Desde hace dos décadas dicta talleres de historieta y dibujo a través de la Unión de Historietistas y Humoristas Gráficos de Tucumán. “Siempre quiero transmitir mi experiencia y volcarla en los chicos”, señala.
A su alrededor se multiplican las caricaturas de músicos, conjuntos folclóricos, retratos de vecinos y hasta personajes de la fauna local. Todo está hecho a mano. Molina también fue parte del libro Biografías Tucumanas. “Mi trabajo favorito de ese libro es el retrato de Manuel Aldonate. Es un personaje muy importante para Monteros”. Curiosamente, su nombre fue la respuesta que dio la escuela Normal en la final de “Enseñame Tucumán” para ganar el concurso.
Un pedazo de cielo
Sobre su trabajo en la cúpula de la igesia monteriza, comenta: “La intervenimos con toda la historia de la ciudad. Se ve la iglesia anterior, La Randera, los cañaverales… toda la historia de Monteros”. La obra, realizada hace un par de años junto con César Carrizo, Fátima Leal, Adrián Sosa y otros colegas, es hoy parte del patrimonio visual que los monterizos sienten como propio. “Esas tonalidades azules ayudan a realzar la obra, dándole un efecto cóncavo que acompaña la arquitectura de la cúpula”, explica mientras levanta la vista para seguir admirando el resultado.
COLECCIÓN. Cuqui guarda 40 años de caricaturas en una libreta.
La cúpula combina cielo y tierra. En su centro, un firmamento con nubes y ángeles que parecen mirar hacia abajo; alrededor, escenas de la vida de Jesús, de la Virgen y de los santos. Las ventanas filtran la luz a través de vitrales de colores, mientras la parroquia guarda, además, una placa de mármol que recuerda el Milagro de la Virgen del Rosario.
“Entre el 29 y el 31 de mayo de 1719 en el paraje denominado de Los Monteros, mujeres devotas que asistían a la capilla donde estaba la imagen de la Virgen presenciaron el milagro: su rostro cambiaba de color y su sudor llegó a mojar el cajón de la limosna. A partir de entonces Nuestra Señora del Rosario es reconocida y venerada por numerosos fieles que todos los años vienen el primer domingo de octubre a testimoniar con su presencia las gracias concedidas acompañando a la Santa Madre en devota procesión por las calles de esta ciudad.”
PINCELADAS. La cúpula de la iglesia Nuestra Señora del Rosario.
En opinión de “Cuqui”, trabajar en ese espacio fue también un acto de fe y de memoria colectiva. “Es imposible pintar esta cúpula sin sentir la historia que hay acá adentro. Cada pincelada fue un homenaje a las generaciones de monterizos que mantienen viva esta tradición”, comenta.
Vida dedicada al arte
“Para mí el arte es todo”, dice “Cuqui”, y no es una frase al pasar. Lo reafirma al contar que de su taller salió Adrián Sosa, uno de los artistas con quienes pintó la cúpula y que llegó a ganar el Premio Trillo (Bracket), siendo el segundo tucumano en recibirlo. “Todo esto confirma que vale la pena sembrar”, afirma.
Además, comparte una frase que condensa su filosofía de vida: “El arte de la vida es hacer de la vida una obra de arte”. Y en Monteros, donde una parroquia cuenta la historia del pueblo en colores, “Cuqui” Molina demuestra que lo está logrando.
El 7 de julio de 1979 La GACETA puso en marcha junto al Ministerio de Educación y la Secretaría de Cultura el primer certámen de preguntas y respuestas de la provincia. En aquella ocasión la temática seleccionada fue “la Historia de nuestra Independencia” y estuvo destinado a alumnos de 6° y 7° grado de las escuelas primarias de Tucumán. El certamen, que llevaba el nombre “Si, es verdad, lo dice LA GACETA”, se transmitía en vivo por la pantalla de Canal 10 y fue Carlos D´Agostino -animador del conocido “Odol Pregunta”- el conductor estrella del programa. Más de 45 años después, se reeditó el formato y una de las cosas que más valoraron los chicos de esta edición fue el material que recibieron para estudiar. Ese mismo que, según ellos, los motivó a leer y leer.
En la previa a cada instancia de “Enseñame Tucumán”, cada institución educativa recibió material pedagógico especialmente diseñado, acompañado por la orientación de los docentes, con el fin de repasar los principales contenidos y fortalecer la preparación de los equipos. Los libros sugeridos con énfasis para estudiar fueron “La cultura: artistas, instituciones, prácticas” , de Marcela Vignoli, “La población: su dinámica y los retratos resultantes” (Imago Mundi, Buenos Aires), Julia Ortiz de D’Arterio y “Historia del Municipio de San Miguel de Tucumán” (Imago Mundi, Buenos Aires), de Gabriela Tío Vallejo, Ana Wilde y Constanza Cattáneo.
En los apartados internos también figuran autores como Soledad Martínez Zuccardi, Gloria Zjawin, Dinorah Cardozo, entre varios otros. Los estudiantes no solo ponen en juego lo aprendido en instancias anteriores, sino que también deben demostrar sus saberes en torno a la cultura general y a la identidad tucumana. El temario abarca un amplio abanico: desde la división política, el relieve y el clima, hasta aspectos vinculados con la demografía, los pueblos originarios y el patrimonio cultural. A su vez, durante todos los programas se incluyen ejes centrales y trascendentes de la historia provincial, como la fundación de San Miguel de Tucumán, la Batalla de Tucumán y las resoluciones del Congreso de 1816, que marcaron un antes y un después en la vida del país.







