María del Carmen Pilán.
Cuando María del Carmen Pilán habla del microrrelato resulta inevitable pensar en un rompecabezas. Así como una pieza mal apuesta arruina cualquier puzzle, en los textos brevísimos y contundentes donde lo “micro” es la regla no hay margen para el traspié. “La palabra tiene un peso más fuerte, más ajustado, entonces hay que elegirlas muy bien”, sostiene Pilán. De sus microrrelatos se nutre “Final de mito”, libro que presentará mañana en el Centro Cultural Rougés.
La cita será a las 19 en la señorial casona de Laprida 31. Allí Pilán estará acompañada por sus colegas Liliana Massara -autora del prólogo- y Gabriela Palazzo, quien en la nota de contratapa define a “Final de mito” como un ovillo de relatos desplegado en el laberinto de la vida.
Pilán es Doctora en Letras, docente e investigadora de la UNT, y además de enseñar italiano tradujo a ese idioma los microrrelatos que integran el volumen “La vita in brevi” (La vida en breve). Su libro está editado por el sello independiente tucumano La Aguja de Buffon, en el marco de la colección Narrativa Breve.
- ¿Cómo fue el proceso de elaboración de estos textos que confluyen en “Final de mito”?
- Los textos que están reunidos en este libro son fruto de mis lecturas y de la participación en distintos talleres. En primer lugar, el Taller Repentista, que se inicia en el 2012 aproximadamente bajo la conducción de la escritora Inés Corton. Los textos debían y deben aún adaptarse a la escritura sintética de Facebook y contener en su redacción los títulos de tres obras del autor elegido para ese día. Todo un desafío. He participado también en los talleres de las escritoras cordobesas Patricia Nasello y Patricia Dagatti. Un trabajo más personal, digamos, que me ha permitido crear, releer, corregir, reinventar muchos de los micros que se publican aquí.
- ¿Cuáles son los temas sobre los que escribiste? ¿Por qué?
- Las temáticas son variadas. Me gusta jugar, y cuando escribo juego: conmigo, con los lectores, con la literatura. Me interesan, como a todos, los grandes temas: el amor, la muerte, la traición, la infancia, los mitos universales y en particular, los del Noroeste (no puedo olvidar mis raíces santiagueñas). Y a partir de ellos jugar con la intertextualidad, dar vuelta algunas historias, buscar en los intersticios qué es lo que no se ha contado, cambiar las perspectivas.
- ¿Dónde radica la magia de un relato breve?
- Creo que la magia radica en el silencio -como dice Raúl Brasca-; en lo que no se dice, en lo que debe ser completado por el lector. En ese sentido, creo, el juego es permanente.
- ¿Cómo se construyó y se sostiene en Tucumán una comunidad de “microrrelatores” tan importante?
- Me parece que no se puede hablar del microrrelato en Tucumán sin nombrar a David Lagmanovich y el hacer de los miembros de la Asociación que lleva su nombre, aquellos que la iniciaron como Ana María Mopty, Mónica Cazón, Rogelio Ramos Signes, Julio Estefan. En el caso de la profesora Mopty ha sido quien ha organizado varias antologías -“Fervor de Tucumán I y II”, por ejemplo-, que dan cuenta de la producción de microrrelatistas no solo de Tucumán sino también del NOA.
- En el prólogo, Liliana Massara habla de microrrelato, minicuento y minificción. ¿Qué definición te gusta más? ¿Por qué?
- En lo personal, prefiero microrrelato porque en esta palabra compuesta están presentes, al mismo tiempo, la idea de brevedad y la idea del relato: lo que se va a contar.
- El lenguaje de lo “micro” tiene que ver con la lógica actual de la narrativa en redes sociales. ¿Lo ves cómo un vehículo ideal para captar nuevos lectores, sobre todo entre los jóvenes?
- Pienso que el lenguaje de “lo micro” puede ser también el leguaje de “lo macro”. La diferencia está en cómo se lo emplea. En un micro la palabra tiene un peso más fuerte, más ajustado, entonces hay que elegirlas muy bien. No hay que olvidar, por ejemplo, los micro atómicos en los cuales se debe contar una historia en 20 palabras. Sí creo que las redes han ayudado y ayudan a la experimentación y a la difusión del género; y no solo entre los más jóvenes.








