12 Julio 2025 Seguir en 
Cuando un perro llora, ladra o destruye objetos tras quedarse solo en casa, no se trata de un simple mal comportamiento. En muchos casos, está atravesando un cuadro de ansiedad por separación, una condición emocional que afecta a miles de mascotas y que refleja la dificultad de muchos animales para tolerar la ausencia temporal de sus tutores.
Los perros, por su naturaleza, son animales sociales. Han evolucionado junto al ser humano como parte de una “manada” y su bienestar emocional depende, en gran parte, del vínculo con sus dueños. Por eso, cuando quedan solos durante largos períodos sin haber sido preparados, es común que sufran episodios de estrés.
No es rebeldía: es angustia
Uno de los principales errores al enfrentar esta situación es interpretar las conductas del perro como actos de desobediencia. Sin embargo, los especialistas advierten que no se trata de rebeldía ni de caprichos, sino de una reacción emocional genuina.
“Como no nacen con la capacidad de gestionar la soledad, es normal que reaccionen con angustia cuando el vínculo se interrumpe, aunque sea por poco tiempo”, explica el educador canino de @aula.canina en TikTok. El profesional aclara que este tipo de ansiedad es especialmente común en perros que no han sido entrenados para enfrentar las ausencias.
Además, ciertas señales rutinarias como ponerse las zapatillas, tomar las llaves o decir “chau” pueden actuar como disparadores del estrés. El perro, al anticipar la separación, entra en un estado de alerta emocional que se traduce en llanto o inquietud.
Técnicas para ayudarlo a gestionar la soledad
Frente a este tipo de conducta, existen herramientas concretas que permiten trabajar el desapego progresivo sin romper el lazo afectivo. Una de las estrategias más recomendadas por los expertos es la “salida falsa”
Esta técnica consiste en salir del hogar durante unos pocos segundos sin dar señales visibles ni verbales de despedida. Luego, se regresa antes de que el animal muestre signos de ansiedad. El ejercicio se repite varias veces al día y enseña al perro que irse no es algo grave ni definitivo, reprodujo C5N.
Este método forma parte de un proceso más amplio llamado desensibilización, cuyo objetivo es que el animal se acostumbre de forma natural a las idas y vueltas de su tutor. “Irte no es el fin del mundo, y tu perro puede aprenderlo”, afirma el especialista.
La clave, coinciden los entrenadores, está en la constancia, la calma y la paciencia. Con el acompañamiento adecuado, muchos perros logran superar este tipo de angustia y aprender que estar solos por un rato no significa ser abandonados.
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