FIGURA CLAVE EN LA HISTORIA CULTURAL DE TUCUMÁN. Valladares trascendió largamente el ámbito del folclore y este libro da cuenta de eso. archivo
“Sola mi alma”
Sentada,
con el alma en bocacalle,
sola mi alma en el medio de la vida
me he puesto a existir.
Eterna,
como un ruido de hojas,
de ramas chocándose en el viento.
Enorme, de haber mirado el cielo.
Eterna,
solo puedo acordarme de la lluvia,
gota a gota.
Enorme, solo puedo acordarme del amor.
(Publicado en “Camalma”, poemas y otros sondajes)
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Hay una Leda Valladares (1919-2012) protagónica, decisiva, de ineludible referencia cuando el mapa musical argentino se transforma en materia de estudio. Y hay otra Leda Valladares infinitamente menos explorada: la escritora. Esa es la faceta que Fabiola Orquera se propuso rescatar y de esa investigación nació uno de los libros más importantes del año. Coeditado por la editorial universitaria y por la Facultad de Filosofía y Letras, “El latido de las cosas” redescubre a la poeta, la narradora, la ensayista. Y por medio de esos textos, Leda Valladares amplifica su condición de figura central de la cultura latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX.
DIVERTIRSE DIBUJANDO. Dos de los trazos que le salieron a Leda para sus “Mutapetes”: “Romántica de codo” y “Ordoñez de Reuma”.
Atención, no se trata de una biografía de Valladares, aunque el estudio preliminar de Orquera que abre el volumen funciona plenamente en ese sentido. Es, en todo caso, un perfil de la artista, acompañado por una extraordinaria serie de imágenes. Fotos que, en sí mismas, ya valdrían la publicación de un libro: Leda de niña y con ojos asombrados; Leda en familia; Leda disfrazada; Leda de joven en el Tucumán de los ‘30 y ‘40; y una particularmente emblemática: Leda y María Elena Walsh sentadas en el cordón de la vereda en una calle de París, bajo el afiche que promociona el lanzamiento de su disco. Cierta idea de que la imaginación podía hacerse con el poder empezaría a flotar años más tarde por allí. Valladares y Walsh estaban en el lugar justo y en el momento justo.
La primera parte de “El latido de las cosas” propone la reproducción de cuatro libros: los poemarios “Se llaman llanto o abismo”, “Yacencia” y “Camalma”, y uno no menos atractivo titulado “Mutapetes (arranques de una lapicera)”, en el que Valladares, divertida a pleno con las palabras -suerte de Sara Gallardo-, acompaña los párrafos con una serie de dibujos que son justamente eso: una experiencia de líneas entrecruzadas y juguetonas.
“Como lapicera insurrecta quiero dibujar de un sopetón, quiero escribir con libertad y puntería despeinando la mente prójima y clavándole alfileres”, anuncia Leda, a modo de prólogo/manifiesto.
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Para la segunda mitad, Orquera seleccionó una de serie contribuciones de Valladares -incluidas mayormente en diarios y revistas- en las que conviven poemas y prosa. También algunas cartas. Le escribe a Victoria Ocampo en diciembre de 1971: “Quiero decirle que tengo el antojo de ser leída por su rabia radiante, aunque su poética puede ser diferente. La mía pertenece también a zonas cáusticas y urticantes”.
La relación de Valladares con LA GACETA, con sus oscilaciones y elipsis, se mantuvo a lo largo de décadas. Sus poemas aparecieron ilustrados, entre otros, por Aurelio Salas e Isaías Nougués. Mientras, sus artículos van traduciendo los avances de sus investigaciones y dan cuenta de los puntos de vista que fue adoptando. En uno de septiembre de 1980, titulado “La vidala es nuestro blue”, sostiene:
LIBROS DENTRO DE OTRO LIBRO. “El latido de las cosas” incluye publicaciones menos difundidas de Leda.
“Algún día, no lejano, los jóvenes que busquen aterrizar en este ignorado paraíso del canto abrirán su oído al misterio audible y practicarán la vidala como un rito de savias y sabores prodigiosos, y al lado del blue, del rock y otros derivados por llegar, encontrarán la vidala como un refugio indestructible, porque se alimenta y se cura quien canta un desentierro, del corazón y del polvo de los siglos”.
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Hay formas de encontrar la esencia de una artista, más allá del rigor y de la precisión de una biografía. Sumergirse en el mundo íntimo que propone lo descarnado de la escritura es un camino recomendable. Por ahí se mueve este libro. El mundo íntimo de Leda Valladares, maravilloso, se abre al lector, listo para ser disfrutado.
Presentación: la cita es el jueves
El primer contacto de “El latido de las cosas. Escritos literarios” con el público se produjo en la Feria del Libro porteña. El jueves será el turno de Tucumán, a las 20 y en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). Dialogarán Fabiola Orquera y Soledad Martínez Zuccardi; y actuarán Vivi Vargas, Gabriel Gómez Saavedra, Máximo Salado, Perfectxs Desconocidxs, y Mary Lobo y colectivo literario.







